Comía y bebía mientras presenciaba ejecuciones; en medio de las fiestas, tomaba a la esposa de cualquier invitado, la violaba y volvía a la mesa para contar cómo le fue; tuvo relaciones incestuosas con sus tres hermanas; mandó a torturar y a matar a senadores, a veces solo para quedarse con sus fortunas: fue, en síntesis, uno de los más sádicos emperadores romanos.
El
historiador romano Suetonio, dice del emperador Calígula que: ‹‹era delito
capital mirarle desde lo alto cuando pasaba, o pronunciar, con cualquier
pretexto que fuese, la palabra “cabra” ››. Era un hombre alto, de piel muy
blanca, grueso aunque de piernas y cuello delgados, con abundante bello
corporal, ojos hundidos, frente ancha y abultada, poco pelo y calvicie en la
parte superior de la cabeza. Con un rostro “naturalmente horrible y repugnante”
y un semblante soberbio y amenazador que él mismo potenciaba ensayando gestos
frente al espejo, Calígula inspiraba temor a donde quiera que fuese. Sabía que
lo odiaban, pero admitía con actitud maquiavélica: “Que me odian, con tal de
que me teman”.
Su nombre
real y completo era Cayo Julio César Augusto Germánico, o “Gaius Julius Caesar
Augustus Germanicus” en el latín de aquel entonces. Nació el 31 de agosto del
año 12 d.C., y murió asesinado por sus propios guardias el 24 de enero del año
41, tras un breve pero sangriento y nefasto gobierno, que duró desde el 16 de
marzo del año 37 hasta el día en que su vida fue cegada.
Calígula fue un psicópata y antisocial, un megalómano, paranoico, envidioso patológico, depravado sexual (incestuoso, enormemente promiscuo, bisexual, sádico, exhibicionista), hábil manipulador, ladrón y farsante. Se cree que en su juventud sufrió de epilepsia, y se sabe que padecía de insomnio y casi nunca dormía más de tres horas.
Entre otras
cosas, Calígula fue un psicópata y antisocial, un megalómano, paranoico,
envidioso patológico, depravado sexual (incestuoso, enormemente promiscuo,
bisexual, sádico, exhibicionista), hábil manipulador, ladrón y farsante. Se
cree que en su juventud sufrió de epilepsia, y se sabe a ciencia cierta que
padecía de insomnio y casi nunca dormía más de tres horas. La ciencia moderna
plantea que, además de algunas experiencias de vida, comportamientos aprendidos
y una cierta predisposición genética al mal, el alcohol de aquellos días, que
él bebía con una desmesura que hasta para el bebedor promedio de aquel entonces
era demasiado, tenía una cantidad tal de plomo que resultaba tóxica para el
cerebro humano, causando, en casos extremos como el de Calígula, un deterioro
en los lóbulos frontales, volviendo así más impulsiva y violenta a la persona.
Sin embargo el plomo no explicaba todo en Calígula, ya que éste conservó
siempre una gran capacidad de planificación, lo cual no habría sucedido si el
plomo fuese lo único detrás de su transformación en monstruo, algunos meses después
de que tomara el poder. En otras palabras, Calígula había nacido con tendencias
psicópatas, pero ciertas experiencias primeramente, y más adelante el plomo,
llevaron su oscuridad innata hasta esa cima de locura y maldad que lo
inmortalizó como uno de los más terribles emperadores romanos.
Infancia y Adolescencia
Calígula
nació un 31 de agosto del año 12, cerca de Anzio (actual Italia). Fue el
tercero de los seis hijos supervivientes de Germánico y Agripina la Mayor,
siendo sus hermanos Nerón y Druso, y sus hermanas Julia Livilla, Drusilla y
Agripinilla. El padre de Calígula, Germánico, era un destacado miembro de la
dinastía Julio-Claudia, y aún todavía es considerado como uno de los más
insignes generales romanos; fue también nieto de Tiberio Claudio Nerón, e hijo
adoptivo de Augusto. Entretanto Agripina, madre de Calígula, era hija de Marco
Vipsanio Agripa y Julia la Mayor, y nieta de Augusto y Escribonia.
Antes de que su padre muriera envenenado por orden del emperador Tiberio, Calígula lo acompañaba a las campañas militares: fue allí donde le pusieron el sobrenombre de “Calígula”, que quiere decir “Botita” (diminutivo de “bota”)… Arriba a la derecha vemos a Joffrey Baratheon de la serie Juego de Tronos, posiblemente inspirado en Calígula, y con un aspecto muy parecido a como debió ser el tirano de niño..
Cuando
Calígula tenía apenas dos o tres años, comenzó a acompañar a su padre en las
campañas militares que éste dirigía en el Norte de Germania. En ese contexto,
fue algo así como una mascota del Ejército, y hasta le habían confeccionado un
uniforme militar pequeño con una mini armadura y todo lo demás. Fue pues en ese
entonces cuando recibió el sobrenombre de “Calígula”, cuyo significado es
“Botita”… Ese sobrenombre, de tan tierno significado, resultó siempre molesto
para él, y lo tuvo hasta sus últimos días, sin imaginar que, en la actualidad,
los occidentales pensamos en sangre, muerte y horror cuando escuchamos el nombre
“Calígula”…
Estatua del gran general Germánico, que murió cuando su hijo Calígula tenía 7 años…
Ya con siete
años, Calígula acompañó a su padre en un viaje a Siria, donde éste moriría, un
10 de octubre del año 19, envenenado por un agente del emperador Tiberio, quien
lo veía como un peligroso adversario político, al menos según el historiador
Suetonio. Así, al perder a su padre, Calígula empezó a proyectar gran parte de
sus necesidades afectivas sobre Incitatus, un caballo al cual endiosaría al
llegar a asumir el poder del Imperio Romano. Por otro lado los análisis
psicológicos, en base a las evidencias históricas, dicen que, ya que durante su
niñez Calígula no tuvo una buena guía moral en su padre y casi todos los
adultos lo trataban como alguien a quien tenían que servir y cuyos caprichos
debían satisfacer, Calígula se volvió consentido, inmaduro, egocéntrico y
narcisista. Pero además la muerte de su padre significó algo terrible en sí
mismo para su desarrollo psicológico: lo vio morir joven, pese a que era grande
y poderoso, de modo que, en cierta forma y a partir de un sentimiento de
identificación con su padre, creyó (aunque fuese inconscientemente) que tendría
el mismo destino, y esto detonó en él una actitud nihilista y fatalista.
Ahora, y
puesto que no podía ya seguir con su padre pues éste no vivía más, Calígula
tuvo que ir a vivir a Roma con su madre, y permaneció allí hasta que se
deterioraron las relaciones de su progenitora con el emperador Tiberio, quien
no quería que ésta se casara porque, en su paranoia, temía que el esposo se
convirtiera en enemigo político, así que en el año 29, bajo falsos cargos de
traición, la exilió a ella y a Nerón César, y Calígula pasó a vivir con Livia,
bisabuela suya y madre del emperador Tiberio.
Cuando la
vieja Livia murió, Calígula pasó a vivir con su abuela Antonia, junto con sus
hermanas Agripina la Menor, Drusila y Lívila. Según se sabe, Calígula mantuvo
relaciones incestuosas con sus tres hermanas, aunque su favorita, y de la cual ealmente
se enamoró, fue Drusila, a la cual tomó cuando ésta todavía era virgen. Lejos
de ser algo esporádico, esas relaciones incestuosas eran tan frecuentes que una
vez Antonia encontró a Calígula y Drusila haciendo el amor… Paralelamente, en
el año 30 Druso César fue encarcelado, y Nerón César, hermano de Calígula,
murió un año después en el exilio..
Tiberio, el
gran maestro de la depravación
Si a nivel
de experiencias algo fue tremendamente decisivo en la conversión de Calígula en
un monstruo, eso fue el hecho de ser llamado a Capri por Tiberio, cuando tenía
19 años, en el año 31. Allí, en la isla de Capri, por seis años Calígula tuvo
que esconder el resentimiento que tenía hacia Tiberio a fin de sobrevivir.
“Nunca hubo aquí un mejor sirviente o un peor maestro”, dijo un testigo sobre
Calígula y Tiberio, ya que en esos seis años Calígula presenció todas las
crueldades y depravaciones que Tiberio cometía, pues el “viejo granuja” (así le
llamaba Suetonio) hizo cosas como: empujar cotidianamente a personas del
acantilado, principalmente criminales, pero a veces también mujeres y niños
inocentes; realizar orgías con niños, niñas, mujeres, hombres y adolescentes;
ordenar y presenciar torturas; cometer violaciones; nadar desnudo en una
piscina, junto a niños vestidos de peces que le hacían felaciones bajo el
agua… Según el análisis de los expertos,
Calígula, siendo una versión temprana del Síndrome de Estocolmo, terminó
queriendo ser como Tiberio, y aprendió de él una filosofía hedonista y amoral
en que la finalidad de la existencia era el placer, en que la vida de los demás
no valía nada, y en que la violencia y el placer podían combinarse perfectamente
bajo el más cruel y depravado sadismo…
A los 19 años, Calígula (derecha, la imagen es de un film) fue a la isla de Capri, donde vivía el viejo, cruel y depravado emperador Tiberio (izquierda), un sujeto despreciable que disfrutaba empujando personas de los acantilados, haciendo orgías bisexuales que incluían adolescentes, y nadando con niñitos entrenados en felaciones bajo el agua…
Ascenso al poder y comienzo esperanzador
Los primeros siete meses del gobierno de Calígula (arriba) estuvieron llenos de bienestar general, pero después todo cambió…
En el año
33, Tiberio le concedió a Calígula el cargo de cuestor, que éste conservó hasta
antes de ser emperador. También, en ese entonces perdió a su madre Agripina y a
su hermano Druso, quienes fallecieron en prisión; además, contrajo matrimonio
con Junia Claudilla, hija de Marco Silano. Sin embargo Junia, tras embarazarse
de Calígula, murió un año después en un parto, junto con el bebé. Entonces
Calígula se hizo amigo del prefecto de la Guardia Pretoriana, Sutorio Macro
(Macrón). Sorprendentemente, Calígula inició una relación con la mujer de
Macrón y éste lo consintió por pura conveniencia, llegando incluso a hablarle
bien a Tiberio de Calígula, a fin de que el viejo malvado no sospechase nada.
En el año
35, Calígula y Tiberio Gemelo fueron nombrados como herederos del trono, y
Tiberio murió poco después, un 16 de marzo del año 37. Según Tácito, Tiberio
murió asesinado por Macrón, quien lo asfixió con una almohada para darle el
trono a Calígula; mientras, Filón y Josefo dicen que Tiberio falleció de muerte
natural; pero Suetonio, cuya versión es la más aceptada, plantea que fue el
mismo Calígula quien asesinó a Tiberio, lógicamente sin que nadie se percatara.
En todo caso y con el importante respaldo pretoriano de Macrón, Calígula fue
nombrado emperador, sin compartir el puesto con Tiberio Gemelo puesto que el
testamento de Tiberio fue anulado con la excusa de que el viejo emperador había
estado en condición de demencia cuando escribió dicho documento.
Llegó así el
falsamente luminoso 28 de marzo del año 37, y Calígula entró en Roma, vestido
de luto, con un aspecto que transmitía fragilidad, bondad y falso pesar por la
muerte del malvado Tiberio. Cientos de teas brillaban, hombres, mujeres,
ancianos y niños estaban en las calles para recibir con entusiasmo al hijo del
insigne Germánico. Las distinciones de clase se desdibujaban ante el entusiasmo
del pueblo, que unido en una sola masa le daba la bienvenida al nuevo
emperador, llamándole “astro”, “cachorro” y “retoño”. Sí, veían en él una
esperanza renovada, un potencial salvador que enterraría los días de sangre,
miseria y terror que caracterizaron al degenerado Tiberio en su última etapa.
Calígula aceptó todos los Poderes del Principado que le confirió el Senado Romano
ese día, y Suetonio cuenta que aproximadamente unos 160000 animales fueron
sacrificados en honor al emperador, en el interior de distintos templos,
durante los primeros tres meses de su naciente y prometedor gobierno.
El filósofo
Filón refiere que, durante los primeros siete meses del reinado de Calígula,
hubo una felicidad general que no se había experimentado durante mucho tiempo
en el Imperio Romano. Se mostró inicialmente como un ser piadoso, generoso y
bienintencionado: puso las cenizas de Tiberio en el Mausoleo de Augusto, pese a
que muchos lo odiaban y querían que sus despreciables despojos fuesen lanzados
al Tíber; decretó una amnistía para exiliados y condenados; desterró a los
delincuentes sexuales; rehabilitó a su tío Claudio en la vida política; adoptó
como sucesor a Tiberio Gemelo y lo nombró Príncipe de la Juventud; hizo rendir
honores a su difunta abuela Antonia; viajó a las islas de Pandataria y Pontia
para recuperar los restos de su madre y de su hermano; concedió al pueblo el
derecho a votar por magistrados; aumentó las obras de teatro y los combates de
gladiadores, a fin de entretener a las masas; donó a cada ciudadano romano
trescientos denarios; repartió alimentos y regalos; dio generosas
compensaciones económicas a la Guardia Pretoriana y a las tropas urbanas y
fronterizas; realizó abundantes banquetes a los cuales invitó a senadores y
caballeros; etcétera… Con todas estas cosas, era natural que todas las clases
sociales le dieran su beneplácito a Calígula, y que todas las provincias del
Imperio Romano le jurasen fidelidad sin problema alguno.
La
enfermedad y el inicio de la barbarie
Calígula
había hecho todas las bondades antes descritas porque era inteligente y estaba
consciente de que no podía sentarse a gobernar “a lo Tiberio” sin antes tener
afianzadas ciertas cosas. No obstante, es casi seguro que Calígula no tenía en
mente convertirse en el monstruo que fue de la noche a la mañana, y que por
ende, en el oscuro giro copernicano de su conducta que aconteció después de su
enfermedad en octubre del año 37, debió haber algo que escapó de sus planes,
algo que realmente lo trastornó y lo hizo actuar de una manera que, aún en su
maldad, casi seguramente no habría mostrado (obedeciendo a una racional
prudencia) en caso de no enfermar. Sobre la naturaleza de esa enfermedad se han
esbozado algunas teorías, pero los planteamientos más confiables indican que
sintomáticamente presentó epilepsia, y que a nivel de causas el plomo pudo
haber desatado la crisis, ya que Calígula empezó a beber demasiado cuando
ascendió al poder; pero, si el plomo estuvo en el origen de su locura,
parecería claro que dicho metal se fue acumulando en su cerebro, hasta que
cierto día, abruptamente, se desató una crisis epiléptica, que conllevó daños
cerebrales irreparables que posteriormente se manifestaron como profundos
trastornos conductuales.
Al caer
enfermo Calígula, se cuenta que el pueblo lo quería tanto que se dieron
manifestaciones públicas de apoyo; deseaban que Calígula se recupere pronto: no
sabían lo que pedían… Bien resume Suetonio aquella metamorfosis cuando dice:
«Hasta aquí he narrado su vida como príncipe, ahora narraré lo que aún queda de
ella como monstruo».
En octubre del año 37, Calígula (arriba) sufrió una enfermedad con crisis epiléptica. Se cree que el plomo, presente en el vino que tomaba con sorprendente desmesura, le causó una intoxicación que le produjo daños cerebrales irreversibles que posteriormente se manifestaron en trastornos de psicológicos, como la paranoia y la extrema crueldad.
En efecto,
después de recobrar la salud, Calígula ordenó ejecutar a muchos de los que
habían ofrecido (no literalmente) su vida a los dioses si él se recuperaba,
además de que forzó a suicidarse a muchos exiliados, incluyendo a su mujer, a
su suegro Marco Silano, y a su primo Tiberio Gemelo. Filón dice que Tiberio
Gemelo había instigado una conspiración contra Calígula mientras éste estaba
enfermo, y que por eso había sido ejecutado (ser forzado a suicidarse es ser
ejecutado) en el año 38, aunque Suetonio dice que esa conspiración solo estaba
en la paranoica imaginación de Calígula; por su parte, Marco Silano tuvo que
ser juzgado por el propio emperador, ya que Julio Grecino, que inicialmente iba
a juzgarlo, fue ejecutado porque se negó a eso al considerarlo una gran
injusticia. También, a más de las mencionadas, en el año 38 Calígula ordenó
otras ejecuciones sin juicios, sin pruebas o evidencias; entre esas estuvieron
la de la mujer de Macrón y la de Macrón, causó gran indignación esta última,
pues muchos sabían cuánto había ayudado Macrón a Calígula.
Por otra
parte, en el año 38 Calígula también se casó con Lollia Paolina, mientras
paralelamente era amante de su hermana Drusilla, a la cual había nombrado
heredera del Imperio Romano y previamente la había casado con su amigo Marco
Emilio Lépido, anulando el matrimonio previo que ésta tenía con Lucio Casio
Longino, amigo del emperador Tiberio.
Claramente, Marco Emilio Lépido consentía
la situación porque fue Calígula quien en cierta forma le regaló a su hermana,
y porque además no le quedaba otra, so pena de poner su vida en peligro. No
obstante, todo este lío se deshizo cuando Drusilla murió en junio de ese mismo
38. Entonces Calígula se deprimió profundamente y abandonó Roma para viajar a
Sicilia: cuando volvió, hizo rendir honores funerarios de Augusta a su hermana
Drusilla, y la deificó oficialmente como representación viviente de Venus.
Paralelamente, Marco Emilio Lépido, habiendo perdido a la compartida Drusilla,
quiso probar, en gran parte por conveniencia política, a las hermanas restantes
de Calígula, haciéndose amante de Agripina la Menor y Julia Livilla; sin
embargo, Calígula vio el asunto con ojos paranoicos, y en el año 39 hizo
ejecutar a Marco Emilio Lépido y exiliar a sus dos hermanas a las Islas
Pontinas.
También,
durante el año 39 Calígula se casó con Milonia Cesonia y tuvo un mes después (habían
tenido relaciones antes de casarse) a una hija que bautizó como Julia Drusilla,
mismo nombre de su fallecida hermana. Esta niña sería muy querida por Calígula,
quien dos años después la adoraría porque, a tan tierna edad, la pequeña ya
disfrutaba arañando los ojos a otros niños… Conjuntamente a su paternidad,
Calígula afrontó una grave crisis económica en el 39, pero su corrupción fue
tan grande que consiguió dinero haciendo cosas como: acusar falsamente a
individuos adinerados para después multarlos o mandarlos a matar y quedarse con
sus patrimonios; forzar a senadores y caballeros para pagar a cambio de ser
sacerdotes del culto religioso del emperador; obligar a personas adineradas a
ponerlo como heredero en sus testamentos, mandándolas después a matar en
secreto y mostrándose públicamente dolido por los supuestos suicidios;
organizar grandes juegos con elevadísimas apuestas, en los cuales hacía trampa
siempre; pedir dinero al pueblo en actos públicos; crear nuevos impuestos para
juicios, matrimonios, prostíbulos; subastar gladiadores; reinterpretar
testamentos en que ciertos ciudadanos habían dejado como heredero a Tiberio;
obligar a los centuriones a devolver botines de guerra, etcétera.
Grandes obras en medio de actos atroces
Entre las obras del monstruo, estuvieron dos de los barcos más grandes construidos en toda la historia de la Antiguedad.
Como un
paréntesis en el desarrollo de los hechos, acotaremos brevemente que Calígula
llevó a cabo numerosos proyectos de construcción durante su reinado, por lo que
no todo fue malo. Algunos de esos proyectos fueron: ampliar los puertos de
Regium y Sicilia; terminar el Templo de Augusto y el Teatro de Pompeyo; iniciar
la construcción de un anfiteatro en las cercanías de la Saepta; remodelar el
Palacio Imperial; comenzar a construir los acueductos de Aqua Claudia y Anio
Novus; reparar murallas y templos en Siracusa; reparar viejas carreteras y
crear nuevas; intentar crear un canal a través del Istmo de Corinto; construir,
a base de barcos, un puente flotante temporal entre Baiae y Puteoli; crear dos
de las mayores embarcaciones de la antigüedad, una que albergaba un templo de
Diana, y otra que era un palacio flotante con pisos de mármol y cañerías
propias…
Calígula y el Senado Romano
Retomando la
historia negra del emperador, también en el año 39 se dio un grave deterioro de
las relaciones entre Calígula y el Senado, pues éste último se había
acostumbrado a una relativa autonomía, hasta que llegó Calígula y todo cambió.
Los senadores se constituyeron así en una resistencia política para el
emperador. Tenía que liquidarlos, ¿pero cómo?… En el punto de decadencia moral
que Calígula había alcanzado, la respuesta no fue complicada: revisó los casos
de traición acontecidos durante el gobierno de Tiberio, y en base a esos
documentos hizo interpretaciones exageradas y arbitrarias para decir que muchos
senadores no eran confiables, mandándolos a ejecutar. Cualquier cosa bastaba
para ser acusado por delitos de lesa majestad, y así muchos senadores fueron
marcados con fuego, enviados a trabajar a minas o a reparar carreteras,
encerrados en jaulas (en cuatro patas, para humillarlos más), lanzados a los
feroces leones, abiertos en canal con sierras o, si tenían suerte, simplemente
enviados a correr detrás de su carroza, u obligados a permanecer de pie
mientras él comía deliciosos manjares y se reía viéndolos sufrir hambre y sed.
Calígula ejecutó y torturó senadores en base a meras sospechas o por pura ambición, y prostituyó a las hijas, esposas y hermanas de los senadores…
Pero las
humillaciones sufridas por los senadores no se limitaban a lo descrito anteriormente,
pues ellos, y algunos otros miembros de la alta sociedad, padecieron la
degradación sexual sin precedentes que Calígula impuso para conseguir más
dinero. De ese modo, muchas habitaciones del palacio fueron convertidas en
secciones de un gigantesco aparato estatal de prostitución de lujo, donde las
esposas, las hermanas, y las hijas de los senadores y de otros infortunados,
ofrecían sus bellos cuerpos ―recuérdese que los hombres adinerados solían
conseguir mujeres bellas y tener hijas bellas― a elevadísimos precios, que los
clientes frecuentemente pagaban con dinero que los mismos esposos, padres o
hermanos de las prostituidas, eran obligados por Calígula a prestarles….
La falsa conquista de Britania y la guerra contra Poseidón
En la cúspide de su locura, Calígula
ordenó a sus soldados que lanzasen
flechas al mar y recogiesen conchas,
que después mostró como supuestos
despojos del derrotado dios Poseidón…
Durante el año 40, Calígula ideó dos grandes farsas: una que engañó a muchos, otra que lo hizo quedar como un verdadero loco, y que casi seguramente fue efectuada como una burla. En el primer caso, tras recibir la sumisión de Adminio (hijo de Cynobelino, rey de Britania) y de sus hombres, a los cuales Cynobelino había expulsado de Britania, Calígula los tomó y organizó una marcha pública en Roma, donde supuestamente ellos eran prisioneros de la ficticia guerra que se acababa de ganar contra la recientemente anexionada Britania. En ese , también Calígula empleó prisioneros de guerra galos, que habían sido seleccionados por ser altos y fuertes, y a los cuales se les había pintado el pelo de rubio para que parecieran guerreros nativos de Britania. En el segundo caso, Calígula hizo a sus soldados disparar al mar y recoger conchas que supuestamente eran los despojos del gran Neptuno (Dios del Mar, equivalente a Poseidón); sobre aquella recolección, aunque sin mencionar lo de Neptuno y las flechas lanzadas al agua, Suetonio cuenta lo siguiente:‹‹Por último, se adelantó hacia las orillas del océano a la cabeza del ejército, con gran provisión de balistas y máquinas de guerra y cual si proyectase alguna grandes empresa; nadie conocía ni sospechaba su designio, hasta que de improviso mandó a los soldados recoger conchas y llenar con ellas sus cascos y ropas, llamándolas despojos del océano debidos al Capitolio y al palacio de los césares. Como testimonio de su victoria construyó una altísima torre en la que por las noches, y a manera de faros, encendieron luces para alumbrar la marcha de las naves. Prometió a los soldados una gratificación de cien duleros por cada uno, y como si su gesto fuese el colmo de la generosidad, les dijo: “Marchad contentos y ricos”.››
. Incitatus, el caballo de Calígula
Una especie de signo viviente de la locura de Calígula fue su caballo Incitatus, al cual lo hizo nombrar sacerdote y cónsul de Bitania (territorio al norte de Turquía), además de que le mandó a construir una enorme caballeriza de mármol con pesebres de marfil, una estatua de mármol, y una villa con 16 jardines y 18 sirvientes.
Calígula amaba desde niño a su caballo Incitatus (derecha, a la izquierda está Calígula): le creó una villa propia con 18 sirvientes,
caballeriza de mármol y una estatua, lo vistió con púrpura y collares
con joyas, y hasta le consiguió una esposa humana, joven,
bella y proveniente de una de las más nobles familias de Roma…
Como el caballo de carreras que era, Incitatus participó en muchas carreras. Siempre, la noche antes de la competencia, Calígula decretaba un silencio general en la parte de Roma cercana a la villa de Incitatus, y quien perturbase el sueño de su caballo era enviado al sueño eterno por la espada de un soldado… Dicen que solo una vez en toda su vida Incitatus perdió una carrera, y el talentoso jinete vencedor fue ejecutado por orden de Calígula…
Comía copos de avena mezclados con suaves y delgadísimas escamas de oro, tomaba el mejor vino en copas de oro, devoraba ratones, calamares, mejillones y pollo; vestía púrpuras de la mejor calidad y usaba collares con piedras preciosas; no copulaba con yeguas, sino con una bella mujer llamada Penélope, que pertenecía a la alta sociedad y había sido elegida por Calígula como esposa de su amado caballo…
El Dios Calígula
En el año 40, Calígula dio un paso más allá y se autodivinizó: se autoproclamó un dios-sol; aparecía vestido como Hércules, Venus, Mercurio y Apolo; firmaba documentos públicos con el nombre de Júpiter; se erigió dos templos en Roma y otro en la provincia asiática de Mileto; usó el Templo de Cástor y Pólux como pórtico para su propio palacio imperial; destruyó las estatuas de hombres ilustres que Augusto había colocado en el Campo de Marte; desenterró al gran Alejandro Magno para quitarle la coraza y usarla regularmente; prohibió toda estatua que no fuera la suya; decapitó estatuas de dioses importantes y les reemplazó las cabezas con su cabeza; se hizo adorar por el pueblo, instaurando su propio culto e imponiendo la genuflexión (arrodillarse ante el emperador); en su culto, se hizo una estatua de oro de sí mismo a tamaño natural, a la cual le cambiaba de roba todos los días, poniéndole una prenda idéntica a la que usaba; impulsó a los miembros de la alta sociedad a buscar ser sacerdotes de su culto para así obtener privilegios o salvarse de males; hizo sacrificar muchísimos pavos reales, gallos negros, faisanes y otros animales, todo para honrarse como dios; invitó numerosas veces, siempre en plenilunio, a hacer el amor a la Diosa Luna; conversó en muchas ocasiones de tú a tú con el gran Júpiter (equivalente de Zeus), llegándole a decir “si no me elevas al cielo, haré que caigas al infierno”; dijo que Júpiter le había pedido compartir su con él, y en base a esa excusa conectó el Palacio del Capitolio con el templo de aquel gran dios; intentó meter su estatua de dios (una versión de la estatua de Júpiter con sus rasgos) en el Templo de Jerusalén, pero no pudo porque los judíos se levantaron en armas; etcétera.
Por último, Suetonio cuenta que: ‹‹cierto día se colocó por burla al lado de la estatua de Júpiter y preguntó al trágico Apeles cuál de los dos le parecía más grande, y como vacilase en contestar, le hizo azotar acto seguido, haciéndole notar entonces que tenía la voz agradable y hermosa en las súplicas y hasta en los gemidos.››.
En el año 40, Calígula mostró un narcisismo colosal: se hizo construir templos,
creó su propio culto religioso, se declaró dios-sol, usó el sagrado Templo de
Cástor y Pólux como pórtico de su palacio, decapitó estatuas de dioses y
les puso su cabeza, y hasta conversó varias veces de tú a tú con Júpiter,
diciéndole que lo bajaría al infierno si no lo subía hasta el cielo…
Muerte de Calígula
Se cuenta que antes de que muriese, Calígula recibió algunas señales de que su final estaba por venir: cuando iban a trasladar la estatua de Júpiter que estaba en Olimpia, dio tales carcajadas al ver que la tocaban, que los obreros salieron corriendo y algunas máquinas se cayeron; un tal Casio le dijo que recibió en sueños la orden de sacrificar un toro (Calígula vendría a ser el toro) a Júpiter; cayó un rayo sobre el Capitolio de Capua y otro en el Templo de Apolo Palatino, ambos en el día de los idus de marzo; Sila, astrólogo consultado por él con cierta frecuencia, le dijo que tendría una muerte próxima, violenta e inevitable; los oráculos de Anzio le dijeron que se cuidase de Casio, y él reaccionó haciendo ejecutar al procónsul Casio Longino, olvidando que el pretoriano Querea también se llamaba así; soñó que estaba en el cielo, junto al trono de Júpiter, y que el enorme dios le empujaba con el pulgar del pie derecho para hacerlo caer a la Tierra; le cayó sangre de flamenco durante un sacrificio; el Mnester representó el asesinato de Filipo de Macedonia.
Sobre su muerte, ésta fue un asesinato planeado por tres hombres, liderado por Casio Querea y ejecutado por él y otros pretorianos, aunque se sabe que muchos senadores, militares y otras personas sabían, pero existía una actitud de complot y nadie habló porque todos querían ver muerto al tirano sádico y demente. Así, se quedó en tenderle una emboscada cuando saliese de los juegos palatinos a través de una galería subterránea, y Casio Querea, que era un viejo pretoriano y conocía al emperador desde niño (había sido un destacado oficial de Germánico), pidió ser el primero en hundirle un puñal; ya que, como señala Suetonio: ‹‹Calígula insultaba sin cesar su vejez y nunca le dirigía más que palabras ultrajantes, tratándole de cobarde y afeminado; si se presentaba a pedirle la consigna, le contestaba “Príapo” o “Venus”; si el tribuno se adelantaba a darle gracias por algo, él le presentaba la mano a besar en forma y con movimientos obscenos.››.
De ese modo, cuando durante la mañana del 24 de enero del año 41 Calígula salió de los juegos palatinos desplazándose solitariamente por una galería subterránea, se encontró con Querea y éste le pidió la contraseña (la galería subterránea era una secreta); pero, antes de que terminara de responder, sintió el puñal de Querea clavándose con saña entre su cuello y su clavícula. Aterrorizado, Calígula intentó correr mientras Querea lo insultaba, pero Cornelio Sabino lo apuñaló, y después todos y cada uno de los conjurados le hundieron sus armas de metal, atravesándolo como treinta veces (entre todos) y dejándolo allí en el suelo, con las carnes abiertas y la sangre manando por todas partes…
Cuando los guardaespaldas germánicos de Calígula se percataron de lo sucedido, asesinaron a todos los conspiradores que pudieron, así como también a senadores y civiles inocentes que estaban cerca en aquel momento, o al menos esto cuenta Flavio Josefo. Sea cual sea la verdad sobre esos detalles, los conspiradores sobrevivientes asesinaron a la esposa y a la hija de Calígula: Cesonia, su esposa, fue apuñalada; entretanto, la perversa niña fue estampada contra un muro, tan fuerte que se le reventó el cráneo y sus sesos se esparcieron por el suelo. A Claudio, que habría de ser el futuro emperador, también lo intentaron matar, pero escapó a tiempo. Para acabar, Suetonio cuenta que: ‹‹Su cadáver fue llevado en secreto a los jardines Lamianos, lo chamuscaron en una pira improvisada, y lo enterraron luego cubriéndole con un poco de césped. Más adelante sus hermanas, vueltas del destierro, lo hicieron exhumar, lo quemaron y dieron sepultura a sus cenizas. Se asegura que hasta esta época aparecieron fantasmas a los guardias de aquellos jardines, y por la noche, en la casa donde le asesinaron resonaban espantosos ruidos. Su esposa Cesonia murió al mismo tiempo que él, asesinada por un centurión; a su hija la estrellaron contra una pared.››.
Anexo: una lista de atrocidades y locuras
Además de todo lo contado, existen algunas atrocidades cometidas por Calígula que vale la pena mencionar, ejemplos son las siguientes:
Comía o fornicaba mientras se realizaban ejecuciones o torturas.
Bebía perlas disueltas en vinagre y ofrecía, en los banquetes, comida mezclada con oro.
En los banquetes, solía levantarles el vestido a las esposas de los invitados, y cuando le gustaba mucho alguna, se la llevaba a un cuarto, tenía sexo con ella (lo quisiera o no la mujer) y después regresaba a la mesa y criticaba o elogiaba sexualmente a la dama abusada, contando todos los pormenores. También, cuando estaba con las esposas de sus invitados, solía deleitarse de la sumisión que le mostraban por temor, y besándoles o lamiéndoles el cuello les decía mientras las tomaba del cabello: “Una cabeza tan bella sería arrancada en cuanto yo lo ordenara”.
A su última esposa, la paseaba desnuda en caballo, con escudo y espada, frente a los soldados.
Algunas veces, tomó a las esposas de distinguidos miembros de la alta sociedad, gozándolas antes de que el marido lo hiciera.
Abusó de hombres además de mujeres: por ejemplo, a Valerio Catulo le lastimó las costillas en una salvaje violación.
Cuando inauguró el puente de Puzzoles, invitó a los que estaban en la orilla a reunirse con él, y después mandó a tirarlos al agua, haciéndoles dar golpes de remo a los que sobrevivían.
Hico castrar al gladiador Longino como castigo por tener un pene más grande que el suyo
A veces, en vez de gladiadores, elegía padres de familia viejos o con deformidades, y los mandaba a combatir contra las fieras.
Hizo cerrar graneros públicos para que el pueblo tenga hambre.
Hacía quitar los toldos del Anfiteatro de Tauro para que a los espectadores les diera insolación.
Alimentó a las fieras con criminales vivos para ahorrar dinero y divertirse.
Por varios días, hizo azotar con cadenas a un encargado de los juegos y cacerías del circo, hasta que lo hizo ejecutar porque no soportaba el hedor de su cerebro podrido, puesto que el pobre hombre seguía vivo con el cerebro expuesto y parcialmente descompuesto.
Cuando mandaba a ejecutar, pedía al verdugo que hiciese sentir la muerte al ejecutado: “Hiérelo de tal modo que él sienta morir”, dijo en cierta ocasión a un verdugo.