Charles H. Spurgeon.
Nació el año de 1834 en Inglaterra. Descendiente de
cristianos refugiados de los Países Bajos que huyeron de la persecución
desatada por Felipe II. Su padre Santiago Spurgeon y su abuelo fueron pastores.
A los 15 años buscó con anhelo intenso la comunión con Dios
por lo cual asistía a diferentes iglesias. Su conversión ocurre durante una
tormenta de nieve en cierta iglesia en la cual predicó un zapatero al no poder
asistir el pastor. El sermón sencillo del zapatero se basó en "Mirad a mí,
y sed salvos, todos los términos de la tierra" (Isaías 45:22). El joven
Carlos comprendió el evangelio cuando el zapatero le dijo -¡Joven, mira a
Jesús! ¡Míralo ahora!-.
Recién salvo se dedica a la enseñanza en la Escuela Dominical
de su iglesia y a distribuir folletos en cualquier oportunidad que tiene.
Empieza a predicar a los 16 años en lugares como establos o en casas de
agricultores. Unos meses después se le llama a pastorear la Iglesia de
Waterbeach.
Después de 2 años de predicar en la Iglesia de Waterbeach es
llamado al Park Street Chapel de Londres cuya capacidad era de 1,200 oyentes,
sin embargo solo había un puñado de creyentes que no cesaban de orar por un
avivamiento. A los pocos meses el Park Street Chapel ya era insuficiente puesto
que centenares de oyentes permanecían afuera.
Para aumentar la capacidad de esta Iglesia se trasladan al
Exeter Hall con capacidad para 4,500 personas. A los meses al intentar regresar
nuevamente se dan cuenta de que el Park Street Chapel ahora New Park Street
Chapel es ya insuficiente. La Iglesia decidió aumentar su capacidad de acuerdo
a la gran cantidad de oyentes y el 19 de octubre de 1856 inauguran los cultos
en el auditorio Surrey Music Hall con capacidad para 12,000 personas.
El día del primer culto el auditorio se llenó quedando
10,000 personas fuera, sin poder entrar. Este día se ensombreció por los
enemigos del evangelio quienes sembraron el pánico entre la multidud al grito
de ¡Fuego!¡Fuego!.
En marzo de 1861 quedó terminado el Tabernáculo
Metropolitano en el que Spurgeon predicó durante 31 años con un promedio de
5,000 personas, quienes se retiraban cada 3 meses para dar lugar a otras
personas.
Spurgeon escribió 135 libros, publicó un periódico ("La
espada y la cuchara"), fundó y dirigió el orfanato de Stockwell y el
Colegio de los Pastores. Indudablemente Spurgeon estuvo ungido por el Señor, el
cual lo dotó con un poderoso don de la predicación; por lo que se le conoce con
el título de "El príncipe de los predicadores".
Al morir el año de 1892 dirigió estas últimas palabras a su
esposa -¡Oh querida, he gozado un tiempo glorioso con mi Señor!-.En la lápida
de su tumba en Norwood se lee: "Aquí yace el cuerpo de Carlos Hadon
Spurgeon esperando la aparición de su Señor y Salvador Jesucristo".
(Referencias: Biografías de grandes cristianos. Autor Orlando Boyer. Editorial
Vida. 1992.).
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Sin manipulación de llamadas al altar, sin utilizar métodos
sensasionalistas o emocionales, Spurgeon confiaba solo en Dios para convencer a
los pecadores, como él mismo dijo, “No vengo a este púlpito esperando que
quizás alguno por su propia voluntad quiera volverse a Cristo. Mi esperanza
está puesta en otra cosa, espero que mi Maestro traerá algunos de ellos y dirá,
“eres mío, y serás mío, te reclamo para mí”. Mi esperanza surge del
ofrecimiento de la Gracia que se ofrece gratuitamente, y no de la libre voluntad
del hombre”.
Charles Haddon Spurgeon, nació en Kelvedon, Essex,
Inglaterra el 19 de Junio de 1834. Tanto su padre como su abuelo fueron
pastores, fue criado en un hogar Cristiano, pero fue en Enero de 1850 que se
convirtió. Spurgeon predicó su primer sermón en Agosto de ese mismo año.
Spurgeon leyó El Progreso del Peregrino a la edad de seis años y parece que
luego lo leyó unas 100 veces. Antes de sus 20 años había predicado cerca de 600
veces. Spurgeon típicamente leía 6 libros por semana, y podía recordar lo que
había leído y la fuente aún años después.
Es interesante notar que a pesar de que Spurgeon fue un
eminente pastor Bautista durante todo su ministerio, Spurgeon encontró a Cristo
en una Iglesia Metodista Primitiva. Cuando adolescente Spurgeon dudaba de Dios
y una mañana de Domingo se levantó para ir a su iglesia, pero debido a una
tormenta de nieve no pudo llegar a la Iglesia a la cual se dirigía y llegó a
esta pequeña Iglesia Metodista. El pastor de la iglesia no llegó al servicio
porque estaba enfermo. Entonces uno de los feligreses laicos fue al púlpito y
empezó a predicar. Predicó sobre Isaías 45:22, “ Mirad á mí, y sed salvos,
todos los términos de la tierra: porque yo soy Dios, y no hay más.” y luego
según las palabras de Spurgeon “El me miró bajo la galería, y me atrevo a decir
que siendo pocos los presentes, sabía que yo era un extraño. Fijando sus ojos
en mí, como si conociera mi corazón, el dijo, “joven, pareces miserable. Y
siempre serás miserable en la vida, y miserable en la muerte. Si no obedeces el
texto; pero si lo obedeces ahora, en este momento serás salvo. Joven mira a
Cristo Jesús, ¡míralo!, ¡míralo!, ¡míralo! No tienes otra cosa qué hacer sino
mirarlo y vivir”. Spurgeon dijo, “Así como con la serpiente de bronce que fue
levantada, la gente miraba y era sanada, así fue conmigo”
Tomó poco tiempo para ver el fruto de su Salvación. Spurgeon
comenzó a trabajar para el Señor con mucho celo. Empezó a repartir tratados y
después empezó a testificar a la gente acerca de Jesús. Luego empezó a enseñar
en la Escuela Dominical. Predicó su primer sermón cuando tenía solo 16 años, y
la gente se admiraba de que un adolescente predicara con tanto poder la Palabra
de Dios.
Cuando tenía 17 años, se convirtió en pastor de una pequeña iglesia en
el pueblito llamado Waterbeach. Luego cuando tenía 19, llegó a ser pastor de la
Capilla de New Park Street, Southwark, Londres. Llegó allí como aspirante en
calidad de prueba por tres meses y estuvo allí por el resto de su vida. Londres
fue bendecido por sus predicaciones y la gente comenzó a venir de todas partes
y muy pronto Spurgeon llegó a ser el pastor del Tabernáculo Metropolitano. En
un año 200.000 copias de sus tratados-sermones se distribuían en las
universidades de Oxford y Cambridge. Sus sermones se tradujeron a veinte
idiomas. Los periódicos americanos imprimían sus sermones cada semana y le
llamaban el predicador de la era. A través del tiempo Spurgeon publicó 3.561
sermones.
El púlpito de la iglesia de New Park Street y del
Tabernáculo Metropolitano donde predicó Spurgeon, coleccionaron sus sermones
durante su ministerio que llenaron 63 volúmenes. Los sermones contienen de 20 a
25 millones de palabras lo cual equivale a 27 volúmenes de la novena edición de
la Enciclopedia Británica. Las series de Spurgeon se mantiene como el más
grande conjunto de libros escritos por un solo autor en la historia del
Cristianismo. La biblioteca pesonal de Spurgeon contenía 12.000 volúmenes.
Spurgeon miraba su trabajo como ministro como un reformador porque trabajajaba
tratando de hacer que la gente volviera a las antiguas verdades de las cuales
se habían apartado.
A pesar de que los pastores protestantes eran evangélicos,
eran pobres en doctrina. La meta de Spurgeon estaba en enderezar a la iglesia
con doctrina fuerte. Spurgeon dijo, “Mi labor diaria es revivir las viejas
doctrinas de Gill, Owen, Calvino, Agustín y Cristo”. La teología de Spurgeon
estaba centrada en Dios, centrada en Cristo. Su amor por el Señor se
manifestaba en sus predicaciones, tenía un gran amor por las almas del mundo.
Los Cristianos se alimentaban y los pecadores necesitados eran confortados bajo
su ministerio, pero sobre todo los pecadores eran llamados a venir a Cristo. En
uno de sus primeros sermones el terminó diciendo lo siguiente: “El que creyere
y fuere bautizado será salvo, mas el que no creyere será condenado, pecador
fatigado, pecador rumbo al infierno, aquellos que están bajo el yugo del
diablo, reprobados, rameras, ladrones, adúlteros, fornicarios, borrachos,
blasfemos! Hablo a ustedes como a todos. No hago excepción de hombres. Dios no
ha hecho excepciones aquí. Todo el que crea en el nombre de Jesucristo será
salvo. El pecado no es barrera, la culpabilidad no es obstáculo. Todo aquel,
aunque sea tan oscuro como Satán, y tan culpable como un demonio – todo aquel
que esta noche crea, será perdonado de sus pecados, sus iniquidades serán
borradas; será salvo en el Señor Jesucristo, y estará en el cielo salvo y
seguro. Este es el glorioso evangelio. Dios te lleva al hogar y te da fe en Jesús”
También dijo de una manera fuerte, “Hay suficiente polvo en algunas de vuestras
Biblias que podeis escribir con vuestros dedos sobre ella la palabra:
condenación”
Cuando Spurgeon llegó a la Iglesia de New Park Street en
1854, esta congregación que en años anteriores había tenido alrededor de 1200
miembros, tenía solo 232 miembros ahora, pero durante el ministerio de Spurgeon
por 38 años el número se había incrementado a 5.311. La iglesia era la
congregación bautista independiente más grande del mundo. Spurgeon llevó a sus
servicios al Primer Ministro W.E. Gladstone, a miembros de la familia Real,
miembros del Parlamento, etc.
Luego un santuario más grande se construyó y fue llamado el
Tabernáculo Metropolitano. Durante la construcción del edificio, entró al salón
y para probar la acústica repitió el versículo “He aquí el Cordero de Dios que
quita el pecado del mundo”. Estas palabras fueron escuchadas por un hombre que
trabajaba en alguna parte del edificio. Más tarde ese hombre vino a Spurgeon y
le dijo que el versículo había tocado su corazón y por medio de esto había
venido a Cristo. Una vez que se terminó el edificio, fue la congregación más
grande en la historia que era alcanzada con la voz de un hombre en tiempos en
los que no había micrófonos.
Lo siguiente es una porción de su primer sermón en el nuevo
santuario en Marzo, 31 de 1861.
“Que envíe Dios el fuego de Su Espíritu aquí, para que el
ministro esté más y más apegado de su Maestro. Vendréis a pensar cada vez menos
con respecto al que habla y más con respecto a la verdad que se expone...
Veremos entonces que esta iglesia se convierte en dos..., tres, y cuatro mil
fuertes iglesias. Tendremos el salón de lectura bajo esta plataforma lleno en
cada reunión de oración, y veremos en este lugar jóvenes consagrándose al
Señor, se levantarán ministros, se levantarán y llevarán este fuego a otras
partes del planeta... Si Dios nos bendice, seremos de bendición para otras
multitudes. Al enviar Dios su fuego, los pecadores más perdidos de este
vecindario se convertirán a Dios, los borrachos dejarán sus copas, el blasfemo
se arrepentirá de su blasfemia, el lascivo dejará su lujuria – Los huesos secos
se levantarán y serán revestidos con frescura. Y corazones de piedra se
volverán de carne...
Spurgeon dijo en otra ocasión, “Supongamos que Dios trajera
a los hombres a la Salvación por causa de los méritos de ellos. ¿Dónde estarías
vosotros borrachos? ¿Qué harías vosotros maledicientes? Vosotros que habías
sido impuros y sucios, y cuyos corazones habían rechazado a Dios, y que aun hoy
no lo amais, qué harías? Pero cuando entendemos que es por pura Gracia,
entonces toda la vida pasada, tan oscuura y maligna como haya sido, no puede
retenerte para que no vengas a Jesús.”
Spurgeon era un hombre de oración, que vivía en su espíritu
en comunión con Dios. Según el Doctor Wayland Hoyt un americano: “Yo estaba
caminando con el (con Spurgeon) en el bosque, y cuando llegamos a cierto lugar
simplemente dijo, venga arrodillémonos junto a esta cabaña y oremos, y así
elevó su alma a Dios en la más reverente y amorosa oración que he oido”. Orar
era tan natural para él como respirar. También, según el Dr. Theodore Cuyler,
mientras caminando por el bosque tuvieron un tiempo de humorismo, Spurgeon paró
de repente y dijo, “Venga Theodore, agradezcamos a Dios por la risa” y allí
mismo oró.
Spurgeon era un hombre muy humilde, a pesar de que miles de
personas iban a escucharlo, nunca tomó la gloria para sí mismo, porque se veía
a sí mismo como nada y daba toda la gloria a Dios. Spurgeon dijo: “Siempre
estoy inclinado a tomar la habitación más baja en la casa de mi Padre, cuando
entre al Cielo, será para estar entre el más pequeño entre los pequeños de los
santos, y con el más pecador de los pecadores”.
Por muchos años fue afectado por una agonía física severa
pues sufría de gota, además su esposa fue semi-inválida toda la vida, sin
embargo fue siempre su secretaria personal y fue la que continuó el trabajo de
publicación de sus escritos aun después de la muerte de él. Muchas veces estuvo
con gran dolor mientras predicaba. El sabia lo que era sufrir, y su ministerio
fue atacado por oponentes. La siguiente es una carta que escribió a su hermano.
Mi Querido Hermano, fui llevado enfermo mientras trataba de
predicar el Jueves y una horrible depresión y sensación de choque hizo mi que
sintiera una gran miseria en mi predicación, me dieron medicina dos veces pero
me sentía medio muerto. Podrías venir preparado con un sermón para el Domingo
en la noche porque es posible que sea capaz de predicar? Mis dientes me ponen
nervioso, mi hígado me molesta y mi corazón me da gran pesar. Espero llevar a
cabo la Conferencia, pero ayer estaba muy lejos de lograrlo, es terrible. Deseo
terminar el Reporte del Colegio, y se me acaba el tiempo ...
Con amor y de corazón, Tu agradecido hermano, Charles.
A pesar de estar enfermo, Spurgeon tomaba tiempo para
escribir a un muchacho que nuncao conoció, y del cual solamente sabía por las
oraciones de sus padres. Durante sus últimos días estuvo parcialmente
consciente, la Señora Spurgeon y los doctores sabían que pronto se iría. Cayó
en completa inconciencia desde el 28 de Enero hasta la tarde del 31 de Enero de
1892, cuando entró por la puerta celestial para estar con su Padre a la edad de
58 años.
Los mensajes de Spurgeon eran completamente Evangelísitco.
En uno de sus sermones suplicaba a los pecadores: “ Pecadores, confiad en
Jesús; y si perecéis confiando en Jesús, yo pereceré con vosotros. Tendré mi
cama en el infierno a la par de vosotros, pecadores, si fuera posible que perezcais
habiendo confiado en Cristo, y allí estaréis, y me azotaréis por toda la
eternidad por haberos hecho confiar en una falsedad. Esto haced si
pereciéramos. Pero eso nunca podrá ser; aquellos que confían en Jesús, no
perecerán, ni nadie los podrá arrebatar de su mano. Venid a Jesús, El no os
rechazará jamás.
¡Que el Señor bendiga las palabras que he hablado! Aunque
rápidamente fueran sugeridas en mi mente y fervientemente entregadas a
vosotros, el Señor las bendiga, para la causa de Cristo. Amén.
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