Charles G. Finney

Charles Grandison Finney, (29 de agosto de 1792 – 16 de agosto de 1875), a menudo llamado “El más importante restauracionista estadounidense,” fue un importante líder del segundo gran despertar cristiano de Estados Unidos, el cual tuvo un profundo impacto en la historia social de los Estados Unidos.

Vida

Charles nació en Warren, Connecticut, y era el menor de siete hermanos de una familia de granjeros. Finney nunca asistió a la universidad. Sin embargo, su elevada estatura, sus ojos azules, su habilidad musical, y capacidades de líder le permitieron destacar en su comunidad. Estudió como aprendiz de abogado, pero después de haberse convertido a la fe mediante una experiencia dramática en Adams, Nueva Yorka la edad de 29, Finney se convirtió en ministro de la iglesia Presbiteriana.

Finney se mudó a Nueva York en 1832 donde fue pastor en la capilla Presbiteriana libre de la calle Chatham y más adelante fundó y fue pastor del Broadway Tabernacle, hoy conocida como Iglesia Unida de Cristo en Broadway.1 Las presentacione claras y lógicas de Finney del mensaje del Evangelio atraían a numerosos fieles. Algunas estimaciones afirman que su predicamento convirtió a más de 500.000 personas. Finney era conocido por sus innovaciones al predicar y en la conducción de reuniones cristianas, tales como permitir que las mujers oraran en publico y el establecimiento de la "banca ansiosa," un sitio donde podían acudir a orar aquellas personas que estaban pensando convertirse al cristianismo.

Además de ser un exitoso predicador evangelista cristiano, Finney se involucró con el movimiento abolicionista y frecuentemente desde su pulpito denunciaba la esclavitud. A partir de mediados de la década de 1830 Finney le niega la comunión a los propietarios de esclavos. Antes de su conversión, Finney había sido un miembro de la masonería (al igual que la mayoría de los abogados de ese tiempo), aunque luego se convertirá en un feroz oponente de la masonería, y escribe un largo libro atacándola titulado "The Character, Claims, and Practical Workings of Freemasonry".


En 1835, se mudó a Ohio donde trabajó de profesor, y luego fue presidente del Oberlin College entre 1851 – 1866. Oberlin era un importante terreno para desarrollar el movimiento que pondría fin a la esclavitud, y uno de los primeros colegios estadounidenses donde se educóen forma conjunta a hombres de razas blanca y negra.

Influencia de Finney en los movimientos cristianos estadounidenses

Como nación nueva que era, durante el siglo XIX Estados Unidos estaba sintiendo los efectos de un gran movimiento social, y durante este período se vio el nacimiento de un gran número de movimientos cristianos independientes restauracionistas, tales como losMormones(1830), el Millerismo (a partir de 1830) y otros movimientos derivados como los Testigos de Jehová (1870), y la Iglesia Adventista del Séptimo Día (1863). La expansión de la nación hacia el oeste trajo consigo una plétora de oportunidades y predisposición para considerar nuevas ideas, una actitud que influenció las creencias de la gente.

Finney fue el restauracionista cristiano más exitoso durante este período, y en esta zona en particular. Mientras que grupos como los Testigos de Jehová, Mormones, y Adventistas del Séptimo día se convirtieron en exclusivos y cerrados, Finney era muy admirado y ejercía una significativa influencia sobre los cristianos en general. Finney nunca estableció su propia iglesia o culto, y nunca se arrogó ninguna característica especial de liderazgo profético que lo elevara por sobre otros evangelistas o restauracionistas.

Aquellas denominaciones cristianas que eran más flexibles como los Bautistas y Metodistas, tuvieron éxito en captar muchos de los convertidos por Finney a sus iglesias, mientras que aquellas iglesias más tradicionales como los presbiterianos no tuvieron tanto éxito.

Finney tuvo una influencia primaria en el estilo de “renacimiento” de la teología que surgió en el siglo XIX.A pesar de provenir del calvinismo, Finney rechazó varios puntos del “viejo calvinismo divinista” que consideraba que no estaban de acuerdo con la Biblia además de que parecían oponerse al evangelismo y a la misión de los cristianos.

En su teología Finney se oponía a la doctrina calvinista como lo expresa en su obra "resurgimientos religiosos". En esta obra, él sostiene que la salvación se basa en la voluntad humana de arrepentirse y no es impuesta por Dios sobre las personas en contra de la voluntad de ellas.

Su rechazo al calvinismo no fue total. En su obra Teología sistemática, Finney abraza la doctrina calvinista de la "Perseverancia de los Santos" aunque acota que "He tenido grandes dudas en formarme y expresar mi criterio con respecto a la [Perseverancia de los Santos], mucho más que con cualquier otro tema de la teología".

Quedan preguntas sobre cómo es que Finney veía el significado de la muerte de Jesús en la cruz. Su opinión es compleja.

Además de hacer de la muerte de Cristo la pieza central de la justificación, más bien que de la obediencia de Cristo, la interpretación de Finney del atonement era que satisfizo la “justicia pública” y que abrió las puertas para que Dios perdonase a la gente sus pecados. Ésta era la opinión de los seguidores de Jonatán Edwards, el así llamado Nueva Divinidad que era popular en aquella época. En esta interpretación, la muerte de Cristo satisfizo la justicia pública más bien que una justicia de retribución. Finney decía que no era una “transacción comercial”. Esta interpretación, conocida típicamente como el punto de vista gubernamental u opinión moral del gobierno, se diferencia del punto de vista calvinista en donde los sufrimientos de Jesús igualan la cantidad de sufrimiento que los cristianos experimentarían en el infierno.

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EL AVIVAMIENTO
Por  Charles G. Finney
Capítulo 2

CUANDO HAY QUE ESPERAR UN AVIVAMIENTO

"¿No volverás a darnos vida, para que tu pueblo se regocife en ti? (Salmo 85:6.)

1. Cuando hay falta de amor fraternal y confianza cristiana entre los que profesan ser religiosos, entonces es necesario un avivamiento. Entonces hay una clara Ilamada de Dios para avivar su obra.

2. Cuando hay disensiones, celos, murmuraciones entre los que profesan ser religiosos, entonces hay gran necesidad de un avivamiento. Estas cosas muestran que los cristianos se han alejado de Dios, y es hora de pensar seriamente en un avivamiento.

3. Cuando hay un espíritu mundano en la Iglesia. Es evidente que la Iglesia se ha hundido en un estado bajo y resbaladizo, cuando se ve a los cristianos que se ajustan al mundo en cuanto a vestido, comportamiento y fiestas, buscando diversiones mundanas, leyendo novelas y otros libros que el mundo lee.

4. Cuando la Iglesia encuentra que sus miembros caen en pecados graves y escandalosos, es el momento de despertar y clamar a Dios por un avivamiento de la religión.

5. Cuando los pecadores son descuidados e indiferentes, es hora de que los cristianos se muevan. Es su deber, no menos que lo es el de los bomberos cuando suena la campana de incendios, en una gran ciudad, el ir a apagarlo. La Iglesia tendría que apagar los fuegos del infierno que alcanzan a los malvados. ¡Dormir! ¿Puede dormir el bombero y dejar que arda toda la ciudad? ¿Que pensaríamos de un bombero asi? Y con todo, su culpa no puede compararse con la de los cristianos que duermen mientras los pecadores que les rodean se van hundiendo en los fuegos del infierno.

6. Si un ministro encuentra que ha perdido en algún grado la confianza de su grey, tendría que trabajar para un avivamiento, como el único medio de ganar la confianza de los suyos otra vez. Y no ya para ganar su confianza, sino que un avivamiento conseguido por medio de él como instrumento restaurará la confianza de los suyos que oran. De modo que si un anciano o un miembro particular de la Iglesia encuentra a sus hermanos fríos hacia él, sólo hay un modo de restaurarlos. Es siendo avivado él mismo, vertiendo desde sus ojos e irradiando de su vida el esplendor de la imagen de Cristo.

El hecho es, que los cristianos tienen más culpa de no ser reavivados que los pecadores de no ser convertidos.

7. Una Iglesia que declina de esta manera no puede continuar existiendo sin un avivamiento. Si recibe nuevos miembros, éstos, en general, serán personas poco o nada piadosas. Sin un avivamiento no habrá, probablemente, tantas personas nuevas convertidas como las que morirán en un año. Ha habido iglesias en este pais cuyos miembros se han ido muriendo, y como no había avivamientos para convertir a otros en su lugar, la Iglesia ha ido muriendo y la organización se ha disuelto.

8. Sin un avivamiento los pecadores se irán endureciendo bajo la predicación y experimentarán una condenación más horrible que si no hubieran oído el Evangelio. Vuestros hijos y amigos irán a una condenación más horrible en el infierno, como consecuencia de no hacer caso de los medios de gracia, si no hay avivamientos para convertirlos a Dios. Mejor sería para ellos que no hubiera medios de gracia, ni santuario, ni Biblia, ni predicación, que el vivir y morir donde no hay avivamiento. El Evangelio es un cauce para llevar la muerte o lo muerto, si no es hecho un cauce de vida para vida.

9. No hay otro medio por el cual la Iglesia pueda santificarse, crecer en la gracia y ser preparada para el cielo. ¿Qué es crecer en la gracia? ¿Es oír sermones y oír nuevas nociones sobre religión? No; de ninguna manera. El cristiano que hace esto, y nada más, está empeorando cada día, se endurece y cada semana será más dificil ponerle a la altura de su deber.

10. Puede esperarse un avivamiento cuando los cristianos tienen un espíritu de oración para el avivamiento. Esto es, cuando oran como si sus corazones estuvieran dedicados a ello. A veces los cristianos no se dedican de modo definido a orar por un avivamiento, ni cuando son fervientes en la oración. Su mente está en otras cosas; oran por otras cosas --la salvación de los paganos y cosas así-- y no por un avivamiento entre ellos mismos. Pero cuando sienten la necesidad de un avivamiento, entonces oran pidiéndolo; sienten que lo necesitan para sus propias familias y la vecindad; piden por ellos como si no se les pudiera negar aquello que piden.

¿Qué es lo que constituye un espíritu de oración? ¿Son muchas oraciones y palabras fervientes? ¡No! La oración es un estado del corazón. El espíritu de oración es un estado de deseo continuo y ansia de la mente para la salvación de los pecadores. Es algo que pesa sobre uno. Es Io mismo, en cuanto se refiere a la mente, que cuando un hombre está ansioso por algún interés mundano. Un cristiano que tenga este espíritu de oración siente angustia por las almas. Este es el tema de sus pensamientos en todo momento, y hace que parezca y que obre como si tuviera una carga en su mente. Piensa en ello de día, sueña en ello de noche. Esto es propiamente el "orar sin cesar". Sus oraciones parecen fluir del corazón como fluiría un líquido: "Oh, Señor, aviva tu obra." Algunas veces este sentimiento es muy profundo; hay personas que se han inclinado tanto orando que su espalda ha quedado doblada.

11. Este espíritu no es en modo alguno entusiasmo. Es exactamente lo que sentía Pablo cuando dice: "Hijitos míos, por quienes sufrí dolores de parto." El sufrimiento de esta alma es una profunda agonía, que las personas sienten cuando han echado mano de Dios para esta bendición, y no le dejan ir hasta que la reciben. No quiero decir que es esencial para un espíritu de oración que su tensión tenga que ser asi. Pero un deseo ferviente, persistente, profundo, para la salvación de los pecadores es lo que constituye el espíritu de oración para un avivamiento.

12. Cuando este sentimiento existe en una iglesia, a menos que este espíritu sea agraviado por el pecado, habril infaliblemente un avivamiento de cristianos, generalmente, el cual implicará la conversión de pecadores a Dios. Un pastor me contó una vez de un avivamiento entre su grey, que había comenzado con una mujer celosa en la fe y de gran piedad de la Iglesia. Esta mujer sentía ansia por los pecadores, y se entregó a orar por ellos; oró y su afiicción aumentó; y finalmente fue a su pastor y habló con él, pidiéndole que convocara una reunión para personas interesadas, porque sentía que era necesario. El pastor no compartió su opinión, porque él no sentia que hubiera esta necesidad.

La semana siguiente ella fue a verle otra vez y le rogó que convocara esta reunión. Ella sabía que alguien acudiria, porque sentía que Dios iba a derramar su Espíritu. El pastor se negó otra vez.

Finalmente ella le dijo: "Si usted no convoca la reunión, yo voy a morir, porque no me cabe la menor duda que va a haber un avivamiento." El domingo siguiente el pastor convocó la reunión, y dijo que si algunos deseaban conversar con él sobre la salvación de su alma, podrian reunirse con él una noche de la semana, que indicó. No sabía que hubiera nadie interesado, pero cuando se dirigió al lugar de la reunión se quedó aturdido al ver una gran cantidad de personas ansiosas de inquirir. ¿Ahora bien, no creéis que esta mujer sabía que iba a haber un avivamiento? Llámese esto como se quiera, una nueva revelación, o una vieja revelación, o lo que sea. Yo digo que fue el Espíritu de Dios el que enseñó a esta mujer, que oraba, que iba a haber un avivamiento. "El secreto del Señor" estaba con ella, y ella lo sabía. Sabía que Dios había estado en su corazón, y lo había lienado a rebosar.

13. Puede esperarse un avivamiento religioso cuando los cristianos empiezan a confesar sus pecados unos a otros. En otras ocasiones confiesan sus pecados de un modo general, como si no lo hicieran del todo en serio. Pueden hacerlo en lenguaje elocuente, pero esto no significa nada. Pero cuando hay un sincero quebrantamiento, y un derramamiento del corazón en la confesión del pecado, las compuertas están a punto de estallar y la salvación lo inundará todo.

14. Puede esperarse un avivaimento cuando los cristianos están dispuestos a hacer los sacrificios necesarios para que tenga lugar. Tienen que estar dispuesto a sacrificar sus sentimientos, sus negocios, su tiempo y ayudar en la obra. Los pastores deben estar dispuestos a exponer su fuerza y arriesgar su salud y su vida. Tienen que estar dispuestos a ofender al impenitente con sus palabras fieles y claras, y quizás a ofender a muchos miembros de la la Iglesia que no querrán acudir para trabajar. Pero deben adoptar una actitud decidida ante el avivamiento, pase lo que pase. Deben de estar preparados a seguir trabajando aunque pierdan el afecto de los no penitentes y de la parte fría de la iglesia. El ministro debe estar preparado, si es la voluntad de Dios a perder su posición como pastor en aquella iglesia. Debe estar decidido a seguir adelante con rectitud y dejarlo todo a la mano de Dios.

15. Conozco a un pastor que tenía a un joven que trabajaba con él en un avivamiento. El joven predicaba la pura verdad y esto a los pecadores no les gusta. Estos dijeron: "Nos gusta el pastor y que predique él" Finalmente, le presionaron tanto que el pastor dijo al joven: "Fulano de tal, que da tanto para la obra, dice esto; Mengano dice aquello y Zutano lo mismo. Estas personas creen que se romperá la unidad de la iglesia si continúas predicando y, por tanto, creo que sería mejor que no predicaras más." El joven se marchó, pero el Espíritu de Dios se retiró inmediatamente del lugar y el avivamiento terminó. El ministro, al ceder ante los deseos malvados de los inicuos, alejó a Dios, por miedo de que el diablo le expulsara de allí. De modo que para satisfacer al diablo ofendió a Dios. Y Dios ordenó de tal modo el curso de las cosas, que al poco tiempo el pastor tuvo que dejar aqueIla iglesia, después de todo. EL intentó pasar por entre el diablo y Dios, y Dios lo echó.
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D. L. Moody

Moody nació en 1837 en Northfield, Massachussets. A la edad de cuatro años vio morir a su padre. Su madre, golpeada por la pobreza, lo crió juntamente con siete hermanos con la moral necesaria para el llamado de Dios más tarde en su vida. Como creció en un adormecido pueblo de Massachussets, apenas obtuvo una educación primaria. Su madre lo bautizo en la iglesia unitaria.

En 1854, a la edad de diecisiete, Moody dejó el hogar para ir a Boston, donde consiguió trabajo como vendedor de zapatos. Era un joven extrovertido, confiado, trabajador, y optimista. Por medio de la influencia de un maestro de la escuela dominical de la Iglesia Congregacional de Boston, puso su fe en Cristo. Irónicamente, cuando postuló para ser miembro de la iglesia, los ancianos le negaron la entrada. Sus antecedentes unitarios no lo habían equipado con el adecuado conocimiento de la Biblia. Posteriormente, un año después, los ancianos aceptaron su afiliación.

Chicago era una ciudad bulliciosa de 80.000 habitantes en la frontera oeste, un dinámico centro de oportunidades de negocio. En 1856 Moody se trasladó allá en busca de buena fama y fortuna. Él tenía diecinueve años de edad. Decidido en convertirse rico, alcanzó de inmediato el buen éxito. A los veintitrés años acumuló 8.000 dólares (equivalente hoy a US$ 800.000).

Estaba ganando un equivalente a medio millón de dólares por año. Mientras estuvo en Chicago, colaboró en la escuela dominical y se hizo miembro de la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA), una organización que lo había influido en Boston.

En 1860, Moody dejó sus ambiciones de negocios y se convirtió en evangelista de niños de la YMCA. Aunque era extremadamente energético, necesitaba adiestramiento en habilidades ministeriales. En sus primeros años, "era todo menos que un experto orador "”afirma D. O. Fuller"”. Después de un culto a media semana en el que trató de decir unas cuantas palabras, alguien le sugirió que en silencio serviría más efectivamente al Señor".

Moody comenzó una escuela dominical para niños pobres de los barrios del norte de Chicago. Su biógrafo cuenta que él "realizó su tarea con celo y determinación y casi alarmante devoción al deber"
Su obra rápidamente creció a ochocientos asistentes por semana. Conforme los adolescentes iban creciendo y llegaban a la edad adulta, Moody formó una iglesia para satisfacer las necesidades espirituales de ellos y de sus padres. Este fue su principal ministerio en el decenio de 1860.

En el año 1862, Moody se casó con Emma Revell, de diecinueve años de edad. Él era tosco, sin educación formal y si modales. Emma, sin embargo, era culta y refinada. Bajo su influencia él rápidamente adquirió los modales sociales requeridos, los que serían muy importantes para su posterior ministerio. Ella se encargó de toda la correspondencia, de la economía de la familia, y de la crianza de los tres hijos. Emma era "la firmeza moral del buen éxito de Moody"
Después de su "bautismo en el Espíritu Santo" en 1873, manera en que él siempre lo recordaba, su ministerio dio un giro drástico. Cuando por primera vez recibió el poder, Moody estuvo confundido. Nunca lo había experimentado, y no sabía qué hacer. Esto es lo que dice un testigo ocular: "Una capilla grande estaba llena para escuchar a Moody; dejó una profunda huella. Acabo de llegar del culto nocturno, donde cada hilera y pasadizo, cada vestíbulo, y aun las escaleras del púlpito, estuvieron repletas de gente media hora antes de que comenzará el culto. El Espíritu Santo obró poderosamente, pecadores de todas las clases sociales buscaron al Señor fervorosamente, y hermanos y hermanas de la Iglesia de Inglaterra, de los Amigos, y de cada denominación, sin invitación fueron motivados a hablar con ellos y a orar".

La gira evangelística en Gran Bretaña terminó con cuatro meses en Londres. Algunos han estimado que allí predicó a dos millones y medio de personas.

"Cuando Moody y Sankey retornaron a casa después de esa gira, que duró de 1873 a 1875, eran virtualmente héroes nacionales", refiere George Mariden.

Llegaron invitaciones a llevar a cabo cruzadas en Brooklyn, Philadelphia, Nueva York, y otros principales centros poblados de Norteamérica .Por el resto de su vida, viajó extensamente (se estima que hasta un millón de millas), y predicó sermones de avivamiento a multitudes.

Una cuidadosa preparación, la cooperación de las iglesias locales, y avanzada publicidad, caracterizaron el ministerio de Moody. Al respecto, él forjó el modelo de evangelismo masivo del siglo veinte que evangelistas como Billy Graham y otros usarían.

Pero Moody hizo más que predicar. En los posteriores años de la década de 1870, empezaron a apaciguarse sus poderes evangelísticos. Con el deseo de preparar evangelistas a tiempo completo y obreros laicos, se dedicó a la educación cristiana. En 1879, fundó una escuela de mujeres en Northfield, Massachussets. Siguió una escuela de varones, en Mount Hermon, en 1881. En 1886, inició un instituto bíblico en Chicago para capacitar a ministros laicos. Después de su muerte, se le dio el nombre de Moody Bible Institute.

Incursionó también en el negocio de publicidad. En los años 1880, contrató a su cuñado, Fleming Revell, para publicar algunos de sus libros. El buen éxito de las obras escritas de Moody prosperó el negocio de su cuñado. Revell Publishing llegó a ser un modelo para las compañías cristianas en el rubro de publicidad.


A fines de 1899, mientras realizaba una campaña en la ciudad de Kansas, Moody enfermó. Murió de una enfermedad al corazón en diciembre, a pocas semanas del nuevo siglo. A través de todo el país, la iglesia lamentó su muerte.

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En 1871, Sara Cooke y la señora Hawxhurst asistían a la iglesia donde pastoreaba D. L. Moody, de 34 años de edad. A pesar de su formalidad y sinceridad, estas mujeres estaban convencidas de que carecía de algo importante: poder espiritual. De modo que ellas se sentaban en la primera fila a orar.
Ellas conversaron con Moody acerca de sus convicciones y empezaron a orar con él para que recibiera poder espiritual. Creció un gran deseo en Moody de tener el poder de Dios. Un día, "se tiró al piso, y entre lágrimas, gemidos y llanto, clamó a Dios ser bautizado con el Espíritu Santo y fuego
Mientras estaba de negocios en New York, el Espíritu Santo cayó sobre él. Así lo describió Moody: "Un día, en la ciudad de New York —¡qué gran día!—, no lo puedo describir. Muy raras veces me refiero a esto; es una experiencia casi demasiado sagrada para nombrarla. Pablo tuvo una experiencia de la que no pudo hablar por catorce años. Yo sólo puedo decir que Dios mismo me fue revelado, y tuve tan gran experiencia de su amor que hube que pedirle que detuviera su mano."

Moody estaba seguro de que si Dios no levantaba su mano, él moriría.

Después de algunos meses, en 1873, planeó un viaje de predicación a las Islas Británicas. Lo acompañó su reciente amigo y director de música, Ira Sankey. Moody comenzó a predicar; y algo había cambiado. "Los sermones no eran distintos "“señaló—. No presentaba ninguna nueva verdad; no obstante, cientos se convertían. No quisiera volver a lo que era antes de esa bendita experiencia [en New York], aunque me ofrecieran todo el mundo; sería como polvo en comparación".

Así empezó la etapa ministerial de D. L. Moody en que estuvo fortalecido con poder espiritual. Antes de su viaje a Inglaterra, él era poco conocido. Desde Inglaterra se esparcieron rápidamente las noticias del poder sobrenatural que acompañaba su ministerio. Cuando retornó a los Estados Unidos, era una celebridad internacional.

Tan grande era el poder que tenía en su ministerio que algunos lo llamaron un "tercer Gran Despertamiento". Los siguientes veinticinco años recorrió el mundo de habla inglesa. Predicó a aproximadamente cien millones de personas, inicio escuelas, fundó universidades, y dejó su huella en el evangelismo del siglo diecinueve. Tuvo una vida admirable. "Sin educación superior, fundó tres escuelas. Sin formación teológica, reformó la cristiandad victoriana. Sin radio ni televisión, alcanzó a cien millones de personas".

LOS TIEMPOS

"La historia del mundo "”escribió Thomas Carlyle"”, es sólo la biografía de grandes hombres"
En este sentido, la historia cristiana del siglo diecinueve no se puede entender sin mirar de cerca a D. L. Moody; y no podemos apreciarlo sin un entendimiento de los tiempo en los que le tocó vivir.

Moody nació en un mundo agrícola que había cambiado poco en mil años. Por contraste, vivió durante un período de turbulentos cambios. Creció la población de las ciudades en la medida que la agricultura rápidamente iba en declive. Al morir en 1899, los Estados Unidos ya se había convertido en una nación industrializada. Su generación fue testigo del primer uso del telégrafo, del tren, de los barcos a vapor, y del descubrimiento de los gérmenes y las bacterias.

Fue también una época de cambio teológico. El arminianismo metodista conquistó el calvinismo "ortodoxo" de los padres de la Nueva Inglaterra de Estados Unidos. Las décadas posteriores en la vida de Moody vieron la llegada del premilenarismo, la creciente popularidad de las teorías de Keswick de una vida de santificación, el renovado interés en el Espíritu Santo, y el comienzo del Movimiento de Santidad.

La personalidad de Moody encajó en ese mundo de turbulentos cambios. De alguna manera él fue un vívido ejemplo de la despreocupada América capitalista del siglo diecinueve. Próspero en los negocios, "Moody fue una figura de Horacio Alger "”señala George Marsden"”. El muchacho que nació en modestas circunstancias, que a través de su iniciativa e imaginación, tuvo fama y buen éxito. En ese sentido, fue un hombre de su era".

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LA PARTICULARIDAD DE MOODY

Comparado con otros evangelistas, Moody ha sido único. Con solo el equivalente a una educación primaria, predicó a millones. Su falta de educación, sin embargo; no lo detuvo. La mayor parte de su vida luchó por deletrear correctamente, usar la debida puntuación, y hablar con propiedad.
Dice un viejo dicho: "No hay grandes hombres que no sean grandes lectores". Moody puede haber sido una excepción. La acción, no leer teología ni pasar tiempo en contemplaciones, fue lo que caracterizó su vida. A la edad de 62, unas semanas antes de su muerte, todavía estuvo predicando hasta seis veces al día. Aunque leyó diligentemente la Biblia, leyó muy poca teología o historia de la Iglesia, pero sí los escritos de su amigo, C. H. Spurgeon. El pragmatismo, no la vida de la mente, constituyó su interés.

En segundo lugar, nunca fue ordenado. Fue un consumado hombre de negocios y evangelista. Todos sus grandes predecesores "”Whitefield, Edwars, y Finney"” eran ministros ordenados; pero Moody rompió el molde. Técnicamente, era un predicador laico, e insistió en que la gente lo llamara "Señor Moody".

En tercer lugar, fue el primer evangelista de masas. Anterior a Whitefield en el siglo dieciocho, los pastores locales evangelizaban a sus congregaciones. No había evangelistas itinerantes. Los ministerios de Ashel Nettleton (1783-1844) y Charles Finney (1792-1875) siguieron los pasos de Whitefield, pero ninguno condujo cruzadas masivas como Moody.

Moody realizó sus cruzadas con eficiente destreza organizativa propia del hombre de negocios que era. Cuando lo invitaban a una ciudad, requería unidad entre los líderes protestantes, un ya establecido apoyo financiero, visitación casa por casa en la ciudad, y a veces exigía la implementación de un edificio adecuado antes de que aceptara la invitación. Su equipo de colaboradores organizaba todo con anticipación. Nada se dejaba al aire. En sus últimos años, no se percibía mucho la espontaneidad del Espíritu Santo.

Finalmente, cuando la mayoría de los evangelistas del siglo diecinueve pertenecían a una denominación, Moody nunca estuvo ligado a ninguna. No estuvo en contra de ello. Por el contrario, se valió de su estado neutral para tender puentes entre él y las organizaciones cristianas separadas entre sí. Su ministerio promocionaba el ecumenismo entre aquellos a quienes servía.

SU LEGADO

Así como muchos grandes hombres, Moody ha conmovido profundamente a la Iglesia.
Primero, su vida cambió la percepción que tiene el público de un evangelista. Su ejemplo promovió la separación de la teología y el evangelismo en la mente del público. Él dijo que "aunque lo que uno cree es importante, en quién se cree es de suma importancia"

.12 Dichas afirmaciones dan la impresión de que la teología y la experiencia en Cristo se pueden separar o que son dos distintos asuntos. Su vida y ministerio fomentaron la idea de que el pensamiento crítico no es importante para la obra de evangelismo.

Como muchos hombres, Moody sí tuvo una teología, pero la mantuvo simple. La resumió en tres puntos: arruinado por el pecado, redimido por la sangre, y regenerado por el Espíritu Santo.
Moody también propagó las escuelas bíblicas. En contraste con los seminarios, las escuelas bíblicas atenúan el énfasis en la historia de la Iglesia, el estudio formal de teología, y el estudio de las lenguas bíblicas originales. El resultado es un énfasis en el concepto de "yo y mi Biblia".

El ministerio de Moody también introdujo un nuevo sentimentalismo en la obra evangélica. Él a menudo predicaba en busca de una respuesta emocional. Su mensaje era sencillo, sincero, y directo. Su prédica se caracterizaba por realismo; era una simple exhortación matizada con anécdotas personales. Su estilo estuvo en directo contraste con el viejo evangelismo que apelaba a la razón humana. No obstante, el Espíritu Santo convertía a miles a través del ministerio de este siervo de Dios.

El ministerio de Moody contribuyó muchísimo en la iglesia y la sociedad. Él fomentó y motivó el compromiso del laicado en el evangelismo, la unidad de la iglesia, y el ministerio interdenominacional.

Moody fue un predicador de término medio que obtuvo buen resultado por encima del promedio porque el poder de Dios lo acompañó. A consecuencia de ello mucha gente confió en Cristo, no en D. L. Moody. Su ministerio constantemente recordó a los hombres de la necesidad del poder del Espíritu Santo.

Como la mayoría de obreros cristianos, el ministerio de Moody impactó la iglesia en muchas maneras no vistas antes. Moody influyó profundamente en F. B. Meyer. Meyer, con nuevo fervor evangelístico, influyó en J. Wilbur Chapman. Chapman ayudó al ministerio de Billy Sunday, quien a la vez tuvo un profundo impacto en Modacai Ham. Ham, en una campaña evangelística en Carolina del Norte, guió a Billy Graham a Cristo. Dios se mueve de manera misteriosa, y el ministerio de D. L. Moody constantemente nos recuerda esta verdad.

Verdaderamente, la historia es la historia de la obra de Cristo.
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Charles H. Spurgeon.

Nació el año de 1834 en Inglaterra. Descendiente de cristianos refugiados de los Países Bajos que huyeron de la persecución desatada por Felipe II. Su padre Santiago Spurgeon y su abuelo fueron pastores.

A los 15 años buscó con anhelo intenso la comunión con Dios por lo cual asistía a diferentes iglesias. Su conversión ocurre durante una tormenta de nieve en cierta iglesia en la cual predicó un zapatero al no poder asistir el pastor. El sermón sencillo del zapatero se basó en "Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra" (Isaías 45:22). El joven Carlos comprendió el evangelio cuando el zapatero le dijo -¡Joven, mira a Jesús! ¡Míralo ahora!-.

Recién salvo se dedica a la enseñanza en la Escuela Dominical de su iglesia y a distribuir folletos en cualquier oportunidad que tiene. Empieza a predicar a los 16 años en lugares como establos o en casas de agricultores. Unos meses después se le llama a pastorear la Iglesia de Waterbeach.

Después de 2 años de predicar en la Iglesia de Waterbeach es llamado al Park Street Chapel de Londres cuya capacidad era de 1,200 oyentes, sin embargo solo había un puñado de creyentes que no cesaban de orar por un avivamiento. A los pocos meses el Park Street Chapel ya era insuficiente puesto que centenares de oyentes permanecían afuera.

Para aumentar la capacidad de esta Iglesia se trasladan al Exeter Hall con capacidad para 4,500 personas. A los meses al intentar regresar nuevamente se dan cuenta de que el Park Street Chapel ahora New Park Street Chapel es ya insuficiente. La Iglesia decidió aumentar su capacidad de acuerdo a la gran cantidad de oyentes y el 19 de octubre de 1856 inauguran los cultos en el auditorio Surrey Music Hall con capacidad para 12,000 personas.

El día del primer culto el auditorio se llenó quedando 10,000 personas fuera, sin poder entrar. Este día se ensombreció por los enemigos del evangelio quienes sembraron el pánico entre la multidud al grito de ¡Fuego!¡Fuego!.


En marzo de 1861 quedó terminado el Tabernáculo Metropolitano en el que Spurgeon predicó durante 31 años con un promedio de 5,000 personas, quienes se retiraban cada 3 meses para dar lugar a otras personas.

Spurgeon escribió 135 libros, publicó un periódico ("La espada y la cuchara"), fundó y dirigió el orfanato de Stockwell y el Colegio de los Pastores. Indudablemente Spurgeon estuvo ungido por el Señor, el cual lo dotó con un poderoso don de la predicación; por lo que se le conoce con el título de "El príncipe de los predicadores".


Al morir el año de 1892 dirigió estas últimas palabras a su esposa -¡Oh querida, he gozado un tiempo glorioso con mi Señor!-.En la lápida de su tumba en Norwood se lee: "Aquí yace el cuerpo de Carlos Hadon Spurgeon esperando la aparición de su Señor y Salvador Jesucristo". (Referencias: Biografías de grandes cristianos. Autor Orlando Boyer. Editorial Vida. 1992.).

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Sin manipulación de llamadas al altar, sin utilizar métodos sensasionalistas o emocionales, Spurgeon confiaba solo en Dios para convencer a los pecadores, como él mismo dijo, “No vengo a este púlpito esperando que quizás alguno por su propia voluntad quiera volverse a Cristo. Mi esperanza está puesta en otra cosa, espero que mi Maestro traerá algunos de ellos y dirá, “eres mío, y serás mío, te reclamo para mí”. Mi esperanza surge del ofrecimiento de la Gracia que se ofrece gratuitamente, y no de la libre voluntad del hombre”.

Charles Haddon Spurgeon, nació en Kelvedon, Essex, Inglaterra el 19 de Junio de 1834. Tanto su padre como su abuelo fueron pastores, fue criado en un hogar Cristiano, pero fue en Enero de 1850 que se convirtió. Spurgeon predicó su primer sermón en Agosto de ese mismo año. Spurgeon leyó El Progreso del Peregrino a la edad de seis años y parece que luego lo leyó unas 100 veces. Antes de sus 20 años había predicado cerca de 600 veces. Spurgeon típicamente leía 6 libros por semana, y podía recordar lo que había leído y la fuente aún años después.

Es interesante notar que a pesar de que Spurgeon fue un eminente pastor Bautista durante todo su ministerio, Spurgeon encontró a Cristo en una Iglesia Metodista Primitiva. Cuando adolescente Spurgeon dudaba de Dios y una mañana de Domingo se levantó para ir a su iglesia, pero debido a una tormenta de nieve no pudo llegar a la Iglesia a la cual se dirigía y llegó a esta pequeña Iglesia Metodista. El pastor de la iglesia no llegó al servicio porque estaba enfermo. Entonces uno de los feligreses laicos fue al púlpito y empezó a predicar. Predicó sobre Isaías 45:22, “ Mirad á mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra: porque yo soy Dios, y no hay más.” y luego según las palabras de Spurgeon “El me miró bajo la galería, y me atrevo a decir que siendo pocos los presentes, sabía que yo era un extraño. Fijando sus ojos en mí, como si conociera mi corazón, el dijo, “joven, pareces miserable. Y siempre serás miserable en la vida, y miserable en la muerte. Si no obedeces el texto; pero si lo obedeces ahora, en este momento serás salvo. Joven mira a Cristo Jesús, ¡míralo!, ¡míralo!, ¡míralo! No tienes otra cosa qué hacer sino mirarlo y vivir”. Spurgeon dijo, “Así como con la serpiente de bronce que fue levantada, la gente miraba y era sanada, así fue conmigo”
Tomó poco tiempo para ver el fruto de su Salvación. Spurgeon comenzó a trabajar para el Señor con mucho celo. Empezó a repartir tratados y después empezó a testificar a la gente acerca de Jesús. Luego empezó a enseñar en la Escuela Dominical. Predicó su primer sermón cuando tenía solo 16 años, y la gente se admiraba de que un adolescente predicara con tanto poder la Palabra de Dios. 

Cuando tenía 17 años, se convirtió en pastor de una pequeña iglesia en el pueblito llamado Waterbeach. Luego cuando tenía 19, llegó a ser pastor de la Capilla de New Park Street, Southwark, Londres. Llegó allí como aspirante en calidad de prueba por tres meses y estuvo allí por el resto de su vida. Londres fue bendecido por sus predicaciones y la gente comenzó a venir de todas partes y muy pronto Spurgeon llegó a ser el pastor del Tabernáculo Metropolitano. En un año 200.000 copias de sus tratados-sermones se distribuían en las universidades de Oxford y Cambridge. Sus sermones se tradujeron a veinte idiomas. Los periódicos americanos imprimían sus sermones cada semana y le llamaban el predicador de la era. A través del tiempo Spurgeon publicó 3.561 sermones.
El púlpito de la iglesia de New Park Street y del Tabernáculo Metropolitano donde predicó Spurgeon, coleccionaron sus sermones durante su ministerio que llenaron 63 volúmenes. Los sermones contienen de 20 a 25 millones de palabras lo cual equivale a 27 volúmenes de la novena edición de la Enciclopedia Británica. Las series de Spurgeon se mantiene como el más grande conjunto de libros escritos por un solo autor en la historia del Cristianismo. La biblioteca pesonal de Spurgeon contenía 12.000 volúmenes. Spurgeon miraba su trabajo como ministro como un reformador porque trabajajaba tratando de hacer que la gente volviera a las antiguas verdades de las cuales se habían apartado.

A pesar de que los pastores protestantes eran evangélicos, eran pobres en doctrina. La meta de Spurgeon estaba en enderezar a la iglesia con doctrina fuerte. Spurgeon dijo, “Mi labor diaria es revivir las viejas doctrinas de Gill, Owen, Calvino, Agustín y Cristo”. La teología de Spurgeon estaba centrada en Dios, centrada en Cristo. Su amor por el Señor se manifestaba en sus predicaciones, tenía un gran amor por las almas del mundo. Los Cristianos se alimentaban y los pecadores necesitados eran confortados bajo su ministerio, pero sobre todo los pecadores eran llamados a venir a Cristo. En uno de sus primeros sermones el terminó diciendo lo siguiente: “El que creyere y fuere bautizado será salvo, mas el que no creyere será condenado, pecador fatigado, pecador rumbo al infierno, aquellos que están bajo el yugo del diablo, reprobados, rameras, ladrones, adúlteros, fornicarios, borrachos, blasfemos! Hablo a ustedes como a todos. No hago excepción de hombres. Dios no ha hecho excepciones aquí. Todo el que crea en el nombre de Jesucristo será salvo. El pecado no es barrera, la culpabilidad no es obstáculo. Todo aquel, aunque sea tan oscuro como Satán, y tan culpable como un demonio – todo aquel que esta noche crea, será perdonado de sus pecados, sus iniquidades serán borradas; será salvo en el Señor Jesucristo, y estará en el cielo salvo y seguro. Este es el glorioso evangelio. Dios te lleva al hogar y te da fe en Jesús” También dijo de una manera fuerte, “Hay suficiente polvo en algunas de vuestras Biblias que podeis escribir con vuestros dedos sobre ella la palabra: condenación”

Cuando Spurgeon llegó a la Iglesia de New Park Street en 1854, esta congregación que en años anteriores había tenido alrededor de 1200 miembros, tenía solo 232 miembros ahora, pero durante el ministerio de Spurgeon por 38 años el número se había incrementado a 5.311. La iglesia era la congregación bautista independiente más grande del mundo. Spurgeon llevó a sus servicios al Primer Ministro W.E. Gladstone, a miembros de la familia Real, miembros del Parlamento, etc.

Luego un santuario más grande se construyó y fue llamado el Tabernáculo Metropolitano. Durante la construcción del edificio, entró al salón y para probar la acústica repitió el versículo “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Estas palabras fueron escuchadas por un hombre que trabajaba en alguna parte del edificio. Más tarde ese hombre vino a Spurgeon y le dijo que el versículo había tocado su corazón y por medio de esto había venido a Cristo. Una vez que se terminó el edificio, fue la congregación más grande en la historia que era alcanzada con la voz de un hombre en tiempos en los que no había micrófonos.

Lo siguiente es una porción de su primer sermón en el nuevo santuario en Marzo, 31 de 1861.
“Que envíe Dios el fuego de Su Espíritu aquí, para que el ministro esté más y más apegado de su Maestro. Vendréis a pensar cada vez menos con respecto al que habla y más con respecto a la verdad que se expone... Veremos entonces que esta iglesia se convierte en dos..., tres, y cuatro mil fuertes iglesias. Tendremos el salón de lectura bajo esta plataforma lleno en cada reunión de oración, y veremos en este lugar jóvenes consagrándose al Señor, se levantarán ministros, se levantarán y llevarán este fuego a otras partes del planeta... Si Dios nos bendice, seremos de bendición para otras multitudes. Al enviar Dios su fuego, los pecadores más perdidos de este vecindario se convertirán a Dios, los borrachos dejarán sus copas, el blasfemo se arrepentirá de su blasfemia, el lascivo dejará su lujuria – Los huesos secos se levantarán y serán revestidos con frescura. Y corazones de piedra se volverán de carne...

Spurgeon dijo en otra ocasión, “Supongamos que Dios trajera a los hombres a la Salvación por causa de los méritos de ellos. ¿Dónde estarías vosotros borrachos? ¿Qué harías vosotros maledicientes? Vosotros que habías sido impuros y sucios, y cuyos corazones habían rechazado a Dios, y que aun hoy no lo amais, qué harías? Pero cuando entendemos que es por pura Gracia, entonces toda la vida pasada, tan oscuura y maligna como haya sido, no puede retenerte para que no vengas a Jesús.”

Spurgeon era un hombre de oración, que vivía en su espíritu en comunión con Dios. Según el Doctor Wayland Hoyt un americano: “Yo estaba caminando con el (con Spurgeon) en el bosque, y cuando llegamos a cierto lugar simplemente dijo, venga arrodillémonos junto a esta cabaña y oremos, y así elevó su alma a Dios en la más reverente y amorosa oración que he oido”. Orar era tan natural para él como respirar. También, según el Dr. Theodore Cuyler, mientras caminando por el bosque tuvieron un tiempo de humorismo, Spurgeon paró de repente y dijo, “Venga Theodore, agradezcamos a Dios por la risa” y allí mismo oró.

Spurgeon era un hombre muy humilde, a pesar de que miles de personas iban a escucharlo, nunca tomó la gloria para sí mismo, porque se veía a sí mismo como nada y daba toda la gloria a Dios. Spurgeon dijo: “Siempre estoy inclinado a tomar la habitación más baja en la casa de mi Padre, cuando entre al Cielo, será para estar entre el más pequeño entre los pequeños de los santos, y con el más pecador de los pecadores”.

Por muchos años fue afectado por una agonía física severa pues sufría de gota, además su esposa fue semi-inválida toda la vida, sin embargo fue siempre su secretaria personal y fue la que continuó el trabajo de publicación de sus escritos aun después de la muerte de él. Muchas veces estuvo con gran dolor mientras predicaba. El sabia lo que era sufrir, y su ministerio fue atacado por oponentes. La siguiente es una carta que escribió a su hermano.

Mi Querido Hermano, fui llevado enfermo mientras trataba de predicar el Jueves y una horrible depresión y sensación de choque hizo mi que sintiera una gran miseria en mi predicación, me dieron medicina dos veces pero me sentía medio muerto. Podrías venir preparado con un sermón para el Domingo en la noche porque es posible que sea capaz de predicar? Mis dientes me ponen nervioso, mi hígado me molesta y mi corazón me da gran pesar. Espero llevar a cabo la Conferencia, pero ayer estaba muy lejos de lograrlo, es terrible. Deseo terminar el Reporte del Colegio, y se me acaba el tiempo ...

Con amor y de corazón, Tu agradecido hermano, Charles.

A pesar de estar enfermo, Spurgeon tomaba tiempo para escribir a un muchacho que nuncao conoció, y del cual solamente sabía por las oraciones de sus padres. Durante sus últimos días estuvo parcialmente consciente, la Señora Spurgeon y los doctores sabían que pronto se iría. Cayó en completa inconciencia desde el 28 de Enero hasta la tarde del 31 de Enero de 1892, cuando entró por la puerta celestial para estar con su Padre a la edad de 58 años.

Los mensajes de Spurgeon eran completamente Evangelísitco. En uno de sus sermones suplicaba a los pecadores: “ Pecadores, confiad en Jesús; y si perecéis confiando en Jesús, yo pereceré con vosotros. Tendré mi cama en el infierno a la par de vosotros, pecadores, si fuera posible que perezcais habiendo confiado en Cristo, y allí estaréis, y me azotaréis por toda la eternidad por haberos hecho confiar en una falsedad. Esto haced si pereciéramos. Pero eso nunca podrá ser; aquellos que confían en Jesús, no perecerán, ni nadie los podrá arrebatar de su mano. Venid a Jesús, El no os rechazará jamás.

¡Que el Señor bendiga las palabras que he hablado! Aunque rápidamente fueran sugeridas en mi mente y fervientemente entregadas a vosotros, el Señor las bendiga, para la causa de Cristo. Amén.
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