viernes, 10 de abril de 2015

(Mahoma): Abu’I-asim Mohammed ibn Abd Allah

Principal profeta del Islam 
(Muhammad, Mohammed o Mahomet; La Meca, h. 575 - Medina, 632) Profeta árabe, fundador de la religión musulmana. La biografía de Mahoma, de la que se conocen muy pocos datos seguros, nos ha llegado envuelta en la leyenda. Su nombre primitivo fue probablemente Ahmad; nació en una familia pobre de la noble tribu de Quraish (acontecimiento que los musulmanes celebran con la fiesta delMawlud). A los seis años quedó huérfano y fue recogido por su tío Abú Talib, al que acompañó en sus viajes de comercio. 
Su familia formaba parte del clan de Hashim, parte de la tribu de Quraysh, que dominaba la Meca.
A los veinticinco años Mahoma se casó con la rica viuda Jadicha, de quien era criado; Jadicha le dio una hija, Fátima, además de una posición social más desahogada como un comerciante respetado en la ciudad. Conoció, si bien superficialmente, las dos grandes religiones monoteístas de su época a través de las pequeñas comunidades cristiana y judía que habitaban en La Meca y quizá también por sus viajes de negocios. Con tan escasa cultura (pues probablemente era analfabeto) se permitió crear una religión que serviría de base para toda una cultura de difusión universal. 

Su padre, Abdallá, falleció antes de su nacimiento; su madre, Amina, murió cuando él era muy joven. Fue criado por su abuelo primero y luego por su tío Abu Taleb. Desde muy joven trabaja apacentando ganado.

A los cuarenta años Mahoma comenzó a retirarse al desierto y a permanecer días enteros en una cueva del monte Hira, en donde creyó recibir la revelación de Dios -Alá-, que le hablaba a través del arcángel Gabriel y le comunicaba el secreto de la verdadera fe. Animado por su esposa Jadicha, comenzó a predicar en su ciudad natal, presentándose como continuador de los grandes profetas monoteístas anteriores, Abraham, Moisés y Jesucristo. Por entonces Mahoma se limitaba a predicar la vuelta a la religión de Abraham.
Mahoma consiguió sus primeros adeptos entre las masas urbanas más pobres, al tiempo que se enemistaba con los ricos. Cuando sus seguidores se hicieron numerosos, las autoridades empezaron a verle como una amenaza contra el orden establecido; se le acusó de impostor y comenzaron las persecuciones. Una parte de sus seguidores huyeron a Abisinia, en donde recibieron la protección del neguscristiano. Pero las amenazas a la seguridad de Mahoma llegaron hasta tal punto que, después de la muerte de Jadicha y de Abú Talib en el 619, decidió huir a Medina el 16 de julio del año 622. Se considera el momento de esa huida -la Hégira- como fecha fundacional de la era islámica.
En Medina, Mahoma tomó contacto con la comunidad judía, que le rechazó por su errónea interpretación de las Escrituras. Comprendió entonces que su predicación no conducía a la religión de Abraham, sino que constituía una nueva fe; de entonces data el cambio de la orientación de la oración, de Jerusalén a La Meca. Combinando la persuasión con la fuerza, Mahoma se fue rodeando de seguidores, que empezaron a practicar las razias contra caravanas y poblaciones del entorno como medio de vida. Estas escaramuzas (Badr, Uhud), elevadas a la categoría de batallas por la historia oficial, fueron descubriendo a los musulmanes la «guerra santa», el uso de la fuerza para someter y convertir a los infieles.
En Medina, Mahoma se convirtió en un caudillo no sólo religioso, sino también político y militar. Los enfrentamientos entre Medina y La Meca culminaron con la conquista de esta última ciudad por los mahometanos en el 630, fruto de la presión militar, de la negociación política y de convenientes enlaces matrimoniales (Mahoma se casó hasta con doce mujeres, nueve de ellas al mismo tiempo). El santuario de la Kaaba, piedra negra venerada en La Meca, fue inmediatamente consagrado a Alá. Poco antes de morir, Mahoma realizó una peregrinación de Medina a La Meca, que ha servido de modelo para este rito que todo musulmán debe realizar una vez en su vida.
Mahoma fue personalmente el creador de la teología islámica, que quedó reflejada en el Corán, único libro sagrado de los musulmanes; es una colección de sentencias que se suponen inspiradas por Alá y que fueron recogidas en vida del profeta y recopiladas hacia el 650.
En los dos últimos años de la vida de Mahoma el Islam se extendió al resto de Arabia, unificando a las diversas tribus paganas que habitaban aquel territorio. Eran un conjunto de tribus semíticas politeístas, cuyo continuo estado de guerra entre clanes les había impedido hasta entonces tener protagonismo alguno en la historia. A pesar de haber nacido en una región atrasada y marginal del planeta, y de proceder él mismo de un ambiente modesto, Mahoma convirtió a las belicosas tribus árabes en un pueblo unido y las embarcó en una expansión sin precedentes. Al morir Mahoma sin heredero varón, estallaron las disputas por la sucesión, que recayó en el suegro del profeta, Abú Bakr, convertido así en el primer califa o sucesor.

Se dice que se le impuso el nombre Mahoma debido a un sueño que había tenido su abuelo. También que recibió otros nombres, como Abul-Qasim, Ahmad y Mustafá. Viajó a Siria siendo un joven formando parte de una caravana comercial. Durante su estancia, fue reconocido como profeta por hombres santos y eruditos judíos y cristianos. Su condición de profeta quedaba indicada por marcas en su cuerpo y por señales milagrosas de su naturaleza.

Una viuda llamada Jadiya, le contrató como administrador. Se afirma que tenía 25 años cuando desposó a Jadiya, se casa en el año 595, según consta en el acta matrimonial, donde se lo reconoce como el hombre más perfecto de la tribu. Tras la muerte de Jadiya mantuvo relaciones con muchas otras, la más conocida de las cuales es quizá la joven Aisha.

Estudioso de la temática religiosa del judaísmo y del cristianismo, realiza meditaciones en el solitario Monte Hira. Con 40 años sufrió su primera experiencia profética cuando se retiró a una cueva del monte, en las afueras de la Meca. Allí tuvo la visión del arcángel Gabriel que le ordenó "predicar" (iqra), le anuncia que Dios lo había elegido como Su Mensajero y Enviado junto a los hombres; le enseñó las abluciones (baños rituales de purificación) y la manera de adorar a Dios, la plegaria y un mensaje divino.

Comenzó así, a predicar el Islamismo basándose en los principios de la unidad de Dios y la inmortalidad del alma. Al principio sus únicos seguidores fueron sus familiares más próximos, luego sus amigos íntimos, después la gente de su tribu y por último predicó públicamente en la ciudad y sus alrededores.

En su llamamiento ataca en primer lugar la idolatría, el politeísmo y al ateísmo: insiste en la necesidad de creer en un Dios Único y Trascendente, en la Resurrección y en el Juicio Final, invita a la caridad y la beneficencia. Tras un periodo durante el cual no recibió ninguna otra revelación, se reiniciaron y continuaron hasta su muerte.

Existen dos relatos que, según la tradición, se remontan al comienzo de la trayectoria de Mahoma como profeta. Uno de ellos dice que mientras dormía, dos ángeles le abrieron el pecho y eliminaron toda huella de incredulidad y de pecado que encontraron en él.

El segundo cuenta cómo fue llevado por la noche hasta el trono de Dios en los cielos. Por la mañana se encontró de nuevo en la Meca. Famoso relato del Viaje Nocturno (Isra), que proporcionó la temática para gran cantidad de alegorías en el Islam místico (sufí).

Los seguidores de Mahoma no eran numerosos y la mayoría de los habitantes de la ciudad les reprochaba subvertir la religión de sus antepasados. Una narración refiere que desesperado por atraer hacia su causa a los habitantes de la Meca, fue tentado por Satán para proclamar como revelación divina determinados versículos.

Estos versículos reconocían a tres diosas que los residentes de la Meca adoraban, otorgándoles un lugar en el Islam como intermediarias entre Dios y los hombres. Al oír esto, las gentes de la Meca aceptaron el Islam. Sin embargo, el ángel Gabriel le comunicó que la supuesta revelación provenía de Satán y no de Dios, y le reveló las palabras exactas (que hoy leemos en el Corán).

La oposición contra Mahoma y sus seguidores en la Meca alcanzó tales proporciones que, tras enviar a sus adeptos a buscar refugio en la cristiana Abisinia (hoy Etiopía) y después de un intento fallido de obtener apoyo en la cercana ciudad de Taif, en el año 622 Mahoma se trasladó con algunos de sus compañeros al asentamiento agrícola de Yatrib, a unos 300 kilómetros al norte. Este suceso, conocido como Hijra (o Hégira), fue el punto de inflexión de la suerte de Mahoma.

Tras la Hégira se estableció la primera comunidad musulmana (umma) en Yatrib, y más tarde el episodio marcó el inicio del calendario musulmán, conocido como "era de la Hégira". Poco después, Yatrib cambiaría su nombre por Medina. Una de las razones que explican la creciente aceptación de la autoridad de Mahoma en Medina fueron sus éxitos militares. Los ataques contra caravanas de la Meca desembocaron en una importante victoria sobre una poderosa fuerza militar de esta ciudad en Badr, en 624.

A medida que crecía el prestigio de Mahoma, las tribus vecinas comenzaron a establecer alianzas con él y a aceptar el Islam. En el 628 pudo firmar el tratado de al-Hudaibiya con la Meca. Aunque este tratado implicaba una serie de concesiones de su parte, tuvo el efecto de igualar el rango de su comunidad con el de la Meca. En el 630 consiguió hacerse con el control de la Meca casi sin oposición.

Los habitantes de la ciudad que se le habían enfrentado en otra época aceptaron el Islam. La Kaaba, que ya se había convertido en elemento central de las ideas del Islam, fue al fin abierta a los musulmanes. Tras la conquista de la Meca, el prestigio y la autoridad de Mahoma siguieron expandiéndose por toda la península arábiga, y las fuerzas musulmanas llegaron al sur de Siria. En el 632, Mahoma viajó por última vez desde la Meca a Medina para realizar las ceremonias del peregrinaje (hach).


Este episodio se denomina Peregrinaje de Despedida, ya que poco después, tras regresar a Medina, falleció. Fue sepultado en su casa de Medina, y la segunda mezquita en importancia del Islam se construyó en las inmediaciones de su tumba.  

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